La Masonería argentina disertó en Paraná sobre el presente de la institución. “Entendemos que la masonería no tiene nada que esconder y sí tiene mucho para dar”, dijo el gran maestre de la Logia de la Argentina en visita a EL DIARIO.
| J. R.
El secreto es intrínseco a la masonería. En secreto se reunieron durante años, en secreto cada masón –por décadas– mantuvo su filiación. Y fue también la condición de secreto lo que le otorgó a las logias un halo de misterio, al tiempo que generó el caldo de cultivo para que sus enemigos inventen difamaciones.
Que quieren dominar el mundo, que pretenden destruir la Iglesia, que arreglan las batallas fueron algunas de las falsas consignas que lanzaron quienes atacan a la masonería.
Por eso, la convocatoria pública que realizó días pasados la logia Justo José de Urquiza, de Paraná, constituyó un hito en su larga historia. La cita fue en el auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y el motivo: hablar de “la masonería hoy y aquí”.
El público interesado pudo asistir, saber los motivos que movilizan a la entidad, conocer el rostro de algunos de ellos y hacer preguntas. Para ese cometido estuvieron el maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Ángel Clavero, quien estuvo acompañado por el pro gran maestre, Nicolás Breglia. Junto a miembros de la logia de Paraná, encabezados por el maestre Roberto Zamboni, visitaron EL DIARIO.
APERTURA. “Desde que asumimos con mi querido hermano Nicolás el gobierno de la orden empezamos con la campaña periodística para hacer conocer los principios, ideales y fines de la orden, porque entendemos que la masonería no tiene nada que esconder y sí tiene mucho para dar”, con esas palabras, Clavero explicó –en la siguiente entrevista– los motivos de la apertura, que se da en el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la Argentina.
–¿Por qué esta apertura, que podría calificarse de histórica?
–Entendimos que es necesario hacer esta difusión y dar a conocer aquello que motiva a todo buen ciudadano a ingresar a nuestra institución. De ahí viene esta apertura que hoy realizamos hacia todas las provincias y ciudades del interior, para hacernos conocer y, a la vez, quitar toda esa leyenda negra que tiene la Masonería debido a la mala prensa de otros tiempos.
–La época del Bicentenario es un buen motivo para lograr este cometido. Hay una predisposición especial para el abordaje de cuestiones históricas.
–Por supuesto. Es el mejor argumento. No olvidemos que la masonería es una de las organizaciones que hizo la Patria. Hay muchas cosas que han quedado vedadas al conocimiento público. En la organización nacional, la mayoría de nuestros patriotas pertenecía a la institución. En la Primera Junta de Gobierno todos eran masones menos uno. En la época de la colonia ya la masonería trabajaba con intensidad, porque siempre fue una organización transmisora de valores: se dedica al conocimiento del ser, el conocer y el valer. Y la parte axiológica de los valores también tiene una importancia fundamental.
–La masonería bregó por algunos valores que luego se volcaron, por ejemplo, a las Constituciones modernas. ¿Cuáles son hoy los desafíos para la institución?
–Los inmigrantes que vinieron a Latinoamérica ya estaban imbuidos de aquellos principios de libertad, igualdad y fraternidad. Y esos cometidos se fueron cumpliendo. Hoy, a nuestra institución le queda como asignatura pendiente la cuestión de la fraternidad: hacer mejores hombres para lograr mejores ciudadanos, porque seguramente así vamos a perfeccionar la calidad de vida política de los países. Ese es el rol fundamental de la masonería, el de hacer pueblos más solidarios.
–Teniendo en cuenta el rol de Entre Ríos dentro de la organización nacional, ¿tiene algún significado especial nuestra provincia para la masonería?
–En todas las provincias la masonería tuvo un rol fundamental. No olvidemos que esta es la provincia de Justo José de Urquiza, uno de los pilares fundamentales de nuestra orden. Así que es especial el motivo de venir acá. Tanto que hemos elegido llegar los dos (por él y Breglia) a Entre Ríos, siendo que visitamos el resto de las provincias por separado.
CLERICALISMO. Sobre la histórica rivalidad entre la Iglesia Católica y la masonería también hablaron los integrantes de la logia argentina. Nicolás Breglia respondió al respecto las preguntas de esta Hoja.
–Durante mucho tiempo hubo una rivalidad entre clericalismo y masonería. ¿Esto se ha superado?
–Hay que hacer una diferencia. Primero, ver qué significa clericalismo: si se trata de utilizar la religión para acceder a puestos políticos, nosotros evidentemente estamos en contra. Ahora, desde un punto de vista masónico, nosotros no tenemos enfrentamientos con ningún tipo de religión, porque tenemos un concepto amplio, universalista. Entendemos que la masonería y las confesiones están en planos totalmente diferentes. La primera es netamente terrenal y trata de proteger y buscar la protección del ser humano. Las iglesias, en especial la Iglesia Católica, están en el plano espiritual y temporal. Entonces no puede haber colisión. Es más, el 80 por ciento de los masones profesamos la religión católica. No buscamos enfrentamientos, aunque sí tenemos algunas diferencias de fondo: nosotros (los masones) somos libre pensadores, no creemos en las verdades reveladas ni en los dogmas. Tratamos de buscar el conocimiento último de las cosas y, en forma permanente, la verdad. Cuando llegamos a la masonería asumimos varios compromisos. El básico y fundamental es el de no vegetar jamás, incorporar conocimientos desde que se nace hasta que se muere.
–¿Cuál es el compromiso fundamental de un masón?
–Nosotros le planteamos a la persona que ingresa a la masonería que se trata de una institución iniciática, porque cada miembro se inicia en un camino de perfección y conocimiento tanto ético como intelectual. Para lograr la perfección hay que trabajar y adquirir conocimiento en forma permanente.
El masón debe sorprenderse e incorporar conocimiento hasta minutos antes de su muerte. Otra de las cosas que hacemos es entregar a cada miembro un mandil blanco, bajo la promesa de que no haya actos reprochables en la vida. Cuando llegue el fin de sus días los hermanos deben revisar ese mandil, y si se mantiene puro y sin mácula, significa que ese masón ha triunfado en la vida. En nuestra sociedad garantizamos honestidad y conocimiento.
Dogmas y tiranías
“NO SOMOS elementos extraños de la sociedad ni conjuramos en nuestros templos cosas esotéricas o tenebrosas. Nuestro libre pensamiento nos lleva a luchar contra el dogma y las tiranías. Por eso muchas veces somos perseguidos. Al tirano no le gusta tener contra y siempre la ha tenido en un masón. Y tampoco a los sectores más ortodoxos o dogmáticos les gusta tener contra. Justamente los más ortodoxos son los más dogmáticos, los que no permiten el avance y el proceso de la ciencia, que es lo que justamente nosotros buscamos respetar”. Con esas palabras, el maestre de la Logia Justo José de Urquiza Nº 192, Roberto Zamboni, dio su visión de la entidad.
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Fuente: El Diario.