Ante las recientes manifestaciones públicas realizadas por el actual Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana sobre cuestiones vinculadas al laicismo, este Instituto se ve en la necesidad de expresar, también en forma pública, los siguientes 10 puntos:
1. Que, como muchas veces hemos expresado, el laicismo no debe ser presentado ni como agresivo ni como enemigo delas religiones, puesto que entiende que las mismas son hechos sociales y culturales que merecen nuestro respeto dentro de los límites legales a los cuales deben ceñirse;
2. Que todas esas confesionalidades, en pie de igualdad, son también un fenómeno ajeno al quehacer estatal, puesto que corresponden al fuero íntimo y privado de sus fieles lo que debe ser protegido por la legislación, en tanto y en cuanto no excedan los límites que señala el derecho positivo de cada Estado;
3. Que el derecho a profesar una religión, que no contravenga el orden público y la legislación del Estado, ha de ser tan pleno como el derecho a no tener ninguna;
4. Que el laicismo, como concepto político que es, busca la inclusión plena de la población de cada estado a los fines y efectos que todos , sin distinción por causa alguna, puedan convivir en diferencias enriquecedoras de toda sociedad: tolerancia y armonía con las igualdades y diferencias enriquecedoras de toda sociedad;
5. Que el laicismo desde siempre ha sostenido el respeto irrestricto al libre pensamiento como base de la aceptación de la opinión ajena y, en definitiva, de la democracia como estilo de vida;
6. Que el laicismo, lejos de ser un enemigo agresivo, es un valor fundamental para la plena integración de los pueblos garantizando la no discriminación racial, sexual, de género o de religión;
7. Que en todo Estado, cuando se confunden los valores religiosos íntimos de cada persona con los principios legales y políticos de la sociedad, comienza inevitablemente la conculcación de los derechos individuales de los ciudadanos;
8. Que es necesario, al decir de Fernando Savater, una disposición secularizada de la religión, incompatible con una visión integrista de la misma que tienda a convertir los dogmas propios en obligaciones sociales para otros;
9. Que las creencias religiosas son acogidas por la sociedad en cuanto sean un derecho de quienes las profesan , pero no deberes que pueda imponerse a los demás;
10. Que el Estado, como representante legal y político de todos sus habitantes, debe mantener una actitud neutra y tolerante hacia las religiones aceptando a todas en pie deigualdad, pero sin privilegiar a ninguna en particular. Ello como modo de asegurar la armonía, la paz social y la democracia.
---------------
Fuente: ILEC Argentina.