Ante la situación creada en España tras las últimas medidas políticas y económicas adoptadas por los responsables políticos del bienestar de los españoles, la Gran Logia Simbólica Española quiere llamar la atención de ciudadanos y gobernantes sobre el grave peligro que corre la convivencia ciudadana y los valores en los que se fundamentan nuestras libertades civiles.
Así pues, la G.·. L.·. S.·. E.·. manifiesta que:
- Son los ciudadanos quienes sufren las consecuencias del afán de enriquecimiento de “pequeñas oligarquías del capital financiero que deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no”, como ha dicho el vicepresidente del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Jean Ziegler. Son los ciudadanos quienes ven cómo desaparece su esperanza en un futuro mejor.
- Las instituciones han hipotecado la salud económica del país contrayendo, en nombre de todos los españoles, deudas gigantescas. A menudo lo han hecho a través de operaciones irregulares, perjudiciales y, en algunos casos, inequívocamente indecentes. El déficit público se ha manejado de espaldas al ciudadano y con una irresponsable y oculta gestión de instituciones financieras tanto públicas como privadas.
- Las autoridades admiten ahora que es a los acreedores de esa enorme deuda a quienes ha sido transferida la autoridad sobre la nación; acreedores que nadie conoce ni ha votado pero que, en las grandes decisiones, suplantan al Gobierno legítimamente elegido. Eso es, a nuestro juicio, la perversión esencial del sistema democrático y del Estado de derecho. Ni en el ámbito supraestatal de la Unión Europea ni en ningún otro hemos elegido los ciudadanos a nuestros gobernantes para que cedan a otros el poder que les dimos.
- Las decisiones tomadas últimamente están empezando a deteriorar nuestro sistema de convivencia, están despojado a las personas de sus medios de subsistencia, están quebrantando la dignidad de muchos como seres humanos y están vaciando de contenido la palabra libertad, rompiendo el delicado equilibrio de los valores éticos.
- La crisis económica se está convirtiendo en una auténtica crisis de valores, de libertades cívicas y de confianza democrática cuando las medidas que se toman vienen precedidas por la creación de un estado de miedo entre la población. El miedo a la pérdida del empleo, el miedo al futuro, se convierte en sumisión servil y pasiva ante quienes pueden decidir en cualquier momento si uno conserva o pierde su trabajo. El gobierno por el miedo está en el origen de todos los fascismos.
La G.·. L.·. S.·. E.·., organización masónica liberal, adogmática y mixta, formada por hombres y mujeres de numerosos lugares de España, de todas las procedencias sociales y opiniones políticas, pero unidos todos por el afán de progreso tanto personal como de toda la sociedad, se siente en el deber de señalar a los ciudadanos que no puede salir adelante un país que:
- Restringe y encarece el deterioro de la educación pública.
- Restringe y encarece el deterioro de la sanidad pública a la que todos los ciudadanos tienen derecho.
- Renuncia a invertir en investigación y desarrollo.
- Desampara a ancianos y enfermos que no pueden valerse por sí mismos.
- Abandona a su suerte a los creadores y transmisores de la cultura.
- Reduce las ayudas que permiten subsistir a la gran mayoría de los 5,3 millones de personas que no tienen trabajo.
- Aumenta la presión fiscal sobre los ciudadanos de a pie mientras libra de ella a las instituciones eclesiásticas y ofrece amnistías fiscales a los que han defraudado.
- Quita a su antojo dinero a sus funcionarios públicos mientras dedica cantidades colosales a “salvar” bancos cuya gestión ha sido calamitosa, cuando no delictiva.
- Cae en la desvergüenza histórica de volver la espalda a quienes vienen de fuera para buscarse una vida digna de tal nombre.
Todo ello hace que la situación actual esté lejos de poder definirse como una crisis económica: es una agresión directa a nuestro sistema de valores, a nuestra concepción de la justicia y a la fortaleza de la democracia.
La G.·.L.·.S.·.E.·., por lo tanto, reclama a las autoridades públicas:
- Que sean conscientes de que lo que se está jugando es mucho más que el déficit público o la buena salud de los bancos, y lo tengan en cuenta en su toma de decisiones.
- Que no impongan sacrificios a quienes no son culpables de la situación y se encuentran ya sumidos en una economía de subsistencia.
- Que gobiernen, como decían hace dos siglos los padres de la Constitución de Cádiz, en busca de la felicidad de la nación y no de su amargura material y moral.
- Que recuerden que su primer deber y responsabilidad no es someterse al dictado de los acreedores e instituciones financieras, sino servir a los ciudadanos a quienes representan.
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Fuente: GLSE, El Masón Aprendiz.