(Artículo elaborado por un grupo de Masones Sinaloenses)
Haciendo un ejercicio de justa revisión, muchos en Masonería pensamos que pertenecemos a cosas que no comprendemos aún, pero llevamos en el alma la visión de que estos tiempos nos exigen Audacia. Estas líneas están dirigidas a todos aquellos Masones que han preferido luchar por el futuro en vez de mirar, cómodamente, al pasado.
He convencido a mis propias ideas que ser masón es más que asumir ortodoxias falsas, tan parecidas a la idolatría de los fanáticos, y que las normas que nos rigen son fundamento de principios más nobles y puros que nosotros mismos. Ser masón es mucho más que eso. Sí, es más inclusive que fingir en frías cortesías que estimas a quien odias o que respetas a quien desprecias. Muchos son los que han venido, sedientos de cosas frívolas, y buscar alimentar sus ambiciones perversas. Algunos otros más han llegado carentes de ideas, de carteras abultadas, o de curiosidades insanas que han tocado las puertas de nuestra Orden. Pero se han ido, porque la Masonería exige algo a sus miembros que los malvados no conocen, una Lealtad a los principios que defiende, una intensa fe en el hombre y sobre todo, capacidad de sacrificio. Sí, sacrificio por los principios, por las ideas que liberan. Capacidad de sacrificar ambiciones propias, egoísmos perversos y sobre todo, sacrificio por los cambios que como hombres libres debemos de defender.
Nos han enseñado que ser masón es motivo de orgullo, pero nadie nos ha dicho por qué. Solo intuimos que brillantes hombres fueron miembros y pensamos que por añadidura la grandeza de Tolstoi, la nobleza de Juárez y la ferocidad de Churchill será nuestra. Pero olvidamos que la masonería piensa en niveles generacionales. No en personalidades, individuos o grupos. Su espíritu radica en crear generaciones de hombres brillantes, unidos por causas justas. La masonería no puede funcionar de otra manera, porque cada uno de nosotros jugamos un rol en el complejo juego de defender lo justo. Por eso la Orden exige el sacrificio. Porque antes que los cargos, nos jugamos en esta partida en particular nuestra razón de ser y todos somos un amplio ejército aún por articular, en el cual algunos tenemos roles para defender y otros para atacar. Sí, porque antes que un club del mutuo halago, o de filósofos o un vano pretexto para la peda, la Masonería fue una Orden militar que contuvo los excesos de una Iglesia ambiciosa, de reyes mezquinos que ignoraban a su pueblo o de señores feudales que violaban a las mujeres de los campesinos.
La Masonería es la rectora de los equilibrios, es la conciencia que ordena en el caos y es el juicio de un pueblo cuando todos han perdido la cordura. Al contrario de lo que muchos hermanos creen, la Masonería no aspira a gobernar al mundo, sino que espera ser la espada que persiga a los culpables, es la ejecutora de la Justicia, la creadora de instituciones, la que busca hacer leyes sabias para que los pueblos vivan libres. Por eso la masonería solo puede ser efectiva en niveles generacionales. Porque somos eso, una Orden que nació para liberar al hombre. Y creamos Gobiernos, inventamos conceptos como Democracia, Libertad de Mercado, Estado de Bienestar y Estado de Derecho. Por eso nos hicimos de enemigos, porque no fuimos capaces de hincarnos ante reyes déspotas o ante obispos asesinos. Y en la historia los justos siempre mueren primero. Pero logramos levantar a miles de pueblos ante el grito de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Entonces cedimos el Gobierno a los ciudadanos, porque preferimos ser los protectores de esos equilibrios. Porque sabíamos que no podíamos hacer lo mismo que aquellos a los que habíamos vencido. Creamos Universidades, cedimos a la mujer derechos y abolimos la esclavitud. Y lo hicimos por que como Masones, la razón y la libertad nos han permitido ayudar a los débiles. Pero algo pasó. Dejamos de ser críticos, adoramos al poder en vez de a nuestros principios. Dejamos de pensar en sacrificarnos por las ideas nobles y nos emborrachamos con la élite a la que antes habíamos vencido. Y en vez de ser genuinos, renunciamos a nuestra herencia. Nos hicimos cobardes, cómodos, mentirosos. Cedimos, y continuamos cediendo. No somos capaces de sacrificarnos, dirigimos nuestras espadas contra aquellos que son Nuestros Hermanos que han exigido desde la mejor reflexión que corrijamos y retomemos nuestro rumbo. Dejamos, pues, de ser Masones.
Ya no éramos constructores de sociedades, éramos parásitos de los subsidios. Enanos mentales que dejaron de ser la reserva moral de nuestro pueblo. Las consecuencias fueron devastadoras. Nuestros enemigos tomaron venganza. Desmantelaron nuestro Templo, escupieron en nuestros rituales y se burlaron de nuestros juramentos. Y a pesar de eso, las élites se ensañaron más contra el pueblo. Crearon muros, visibles e invisibles. Dividieron al hombre honesto. Hicieron bancos que jugaban con los ahorros de miles de familias, impulsaron monopolios, creando un pueblo sin alma, que camina apenas para mantener los privilegios de los grandes potentados. Dejamos de ser guardianes del débil, para agradecer las migajas del obispo o del gran empresario.
Y en vez de poner las condiciones del juego político, ahora tenemos que pedir permiso para competir en un sistema que nosotros creamos. Un sistema que ellos, nuestros enemigos ahora presumen como creación suya. Y además, impulsaron un sistema de castas en donde solo ellos, como en la pretérita Nueva España, podían gobernar. Despreciaron el talento de millones de jóvenes que han tenido que irse, crearon pobreza y hambre. Hambre que solo se quita con un millón de dólares de droga. Dejaron al pueblo sin opciones y el pueblo se ha rebelado. Pero como no había conciencia, porque nosotros vivimos idolatrando al pasado, el pueblo prefirió irse a la barbarie. EL RESULTADO ES TRÁGICO, BALAS, MUERTES, ASESINATOS, VIOLACIONES Y LA DEVALUACIÓN DE LA VIDA MISMA. Creo que ya es hora de que nuestros adversarios sepan que están equivocados. Creo que como en los grandes momentos de la historia, éste es el punto de quiebre.
No podemos darnos el lujo de mirar a otro lado, mientras nuestro país se desmorona a pedazos. SINALOA ESTÁ INMERSO EN ESA LUCHA. Detrás de la lucha política hay en juego algo más que la coyuntura de una Gubernatura mas. ESTÁ EN JUEGO LA SOBREVIVENCIA DE NUESTRA ALMA REPUBLICANA, LA LIBERTAD POLÍTICA EN NUESTRO ESTADO, DEBIDO AL IGNORANTE DESPRECIO DEL PROCESO DEMOCRÁTICO POR PARTE DE LOS HIJOS DE LA PERVERSIDAD DE NUESTROS ENEMIGOS NATURALES Y ALGUNOS OTROS MÁS CONTEMPORÁNEOS, QUE HOY ASPIRAN LEGITIMARSE UNA VEZ MÁS CON Y DESDE EL PODER PÚBLICO.
Por eso les pido que antes que observar sus “lealtades” hacia algún Partido o Candidato, contemplen profundamente en su Cuarto de Reflexiones su corazón y recuperen su LEGITIMA LEALTAD A LOS VALORES DE LA ORDEN. Nuestra lealtad no debe de ser con los grupos que gobiernan o que quieren gobernar. Debe de ser con los equilibrios, con los principios que defendemos. Estoy cierto que no pocos hermanos están dispersos apoyando a cada lado de la balanza. Pero no se olviden de que nosotros tenemos que ser el Fiel de la Balanza Política. Les pido que en el lado en el que se encuentren, no dejen de ser congruentes, de mente critica, combativos y prudentes. Y que no cometan la torpeza de caer en las garras de nuestros enemigos, las Pasiones, y que no olvidemos donde esta nuestra Legitima Lealtad.
La Orden es más grande que una posición. Miren lo que hacen mientras nosotros actuamos como comparsas. La fuerza de nuestro principal adversario quiere imponer una Ley que restringe a las mujeres su libertad sexual, los grupos de ultraderecha se manifiestan con toda comodidad en cuanto foro les permite. Mientras, el Obispo y su hipocresía condenan a las mujeres, mientras recibe a manos llenas narcolimosnas, o defiende a pederastas como Marcial Maciel. Para ellos, no existe el pasado siempre y cuando pueda ser comprado. Pero aquellos que no lo pueden comprar, como los miles de niños abusados o las mujeres violadas, no tienen para ellos, ningún derecho de réplica. Debemos tomar conciencia de la importancia de nuestros tiempos. Eso les pido. Hermanos, la Orden es más grande y debe ser primero en estos momentos.
No traicionemos a nuestros propios miembros, apoyémoslos por encima de nuestros intereses. Eso es vivir la Masonería. Es apoyar a Juárez a cargar a la República, no enlodar su camino para quedar bien con las élites. En la verdadera masonería los grados no importan del todo, por que quienes ostentan los más elevados deben justificarles con ejemplos de moral para todos y construir una vida que represente un objetivo a imitar. En la verdadera masonería se busca construir un futuro, no preservar un pasado. En la verdadera masonería se impulsan y se gestan los cambios. Actuemos pues, como un ejército organizado, en donde llegue quien llegue al Gobierno, sepa que tiene que considerarnos con seriedad para reconstruir al estado, si su compromiso es con el Pueblo, porque ellos, nuestros adversarios, han destruido todo Orden posible.
Eso les pido, Caballeros. Seamos la nueva Generación de Liberales de verdad, que el país y Sinaloa necesitan. Los Marines de Estados Unidos tienen por lema Semper Fi, Derivación de la voz latina Semper FIDELIS, cuya traducción es Siempre Fieles. Ellos deben de ser fieles a su país, pero sobre todo a la paz aún en la guerra. Ese mismo espíritu es el que ahora nos debe de guiar, en esta guerra política. Siempre Fieles, a nuestra Orden, a nuestros Principios, a nuestra Patria, a Sinaloa.
SEMPER FI, MIS HERMANOS.
Haciendo un ejercicio de justa revisión, muchos en Masonería pensamos que pertenecemos a cosas que no comprendemos aún, pero llevamos en el alma la visión de que estos tiempos nos exigen Audacia. Estas líneas están dirigidas a todos aquellos Masones que han preferido luchar por el futuro en vez de mirar, cómodamente, al pasado.
He convencido a mis propias ideas que ser masón es más que asumir ortodoxias falsas, tan parecidas a la idolatría de los fanáticos, y que las normas que nos rigen son fundamento de principios más nobles y puros que nosotros mismos. Ser masón es mucho más que eso. Sí, es más inclusive que fingir en frías cortesías que estimas a quien odias o que respetas a quien desprecias. Muchos son los que han venido, sedientos de cosas frívolas, y buscar alimentar sus ambiciones perversas. Algunos otros más han llegado carentes de ideas, de carteras abultadas, o de curiosidades insanas que han tocado las puertas de nuestra Orden. Pero se han ido, porque la Masonería exige algo a sus miembros que los malvados no conocen, una Lealtad a los principios que defiende, una intensa fe en el hombre y sobre todo, capacidad de sacrificio. Sí, sacrificio por los principios, por las ideas que liberan. Capacidad de sacrificar ambiciones propias, egoísmos perversos y sobre todo, sacrificio por los cambios que como hombres libres debemos de defender.
Nos han enseñado que ser masón es motivo de orgullo, pero nadie nos ha dicho por qué. Solo intuimos que brillantes hombres fueron miembros y pensamos que por añadidura la grandeza de Tolstoi, la nobleza de Juárez y la ferocidad de Churchill será nuestra. Pero olvidamos que la masonería piensa en niveles generacionales. No en personalidades, individuos o grupos. Su espíritu radica en crear generaciones de hombres brillantes, unidos por causas justas. La masonería no puede funcionar de otra manera, porque cada uno de nosotros jugamos un rol en el complejo juego de defender lo justo. Por eso la Orden exige el sacrificio. Porque antes que los cargos, nos jugamos en esta partida en particular nuestra razón de ser y todos somos un amplio ejército aún por articular, en el cual algunos tenemos roles para defender y otros para atacar. Sí, porque antes que un club del mutuo halago, o de filósofos o un vano pretexto para la peda, la Masonería fue una Orden militar que contuvo los excesos de una Iglesia ambiciosa, de reyes mezquinos que ignoraban a su pueblo o de señores feudales que violaban a las mujeres de los campesinos.
La Masonería es la rectora de los equilibrios, es la conciencia que ordena en el caos y es el juicio de un pueblo cuando todos han perdido la cordura. Al contrario de lo que muchos hermanos creen, la Masonería no aspira a gobernar al mundo, sino que espera ser la espada que persiga a los culpables, es la ejecutora de la Justicia, la creadora de instituciones, la que busca hacer leyes sabias para que los pueblos vivan libres. Por eso la masonería solo puede ser efectiva en niveles generacionales. Porque somos eso, una Orden que nació para liberar al hombre. Y creamos Gobiernos, inventamos conceptos como Democracia, Libertad de Mercado, Estado de Bienestar y Estado de Derecho. Por eso nos hicimos de enemigos, porque no fuimos capaces de hincarnos ante reyes déspotas o ante obispos asesinos. Y en la historia los justos siempre mueren primero. Pero logramos levantar a miles de pueblos ante el grito de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Entonces cedimos el Gobierno a los ciudadanos, porque preferimos ser los protectores de esos equilibrios. Porque sabíamos que no podíamos hacer lo mismo que aquellos a los que habíamos vencido. Creamos Universidades, cedimos a la mujer derechos y abolimos la esclavitud. Y lo hicimos por que como Masones, la razón y la libertad nos han permitido ayudar a los débiles. Pero algo pasó. Dejamos de ser críticos, adoramos al poder en vez de a nuestros principios. Dejamos de pensar en sacrificarnos por las ideas nobles y nos emborrachamos con la élite a la que antes habíamos vencido. Y en vez de ser genuinos, renunciamos a nuestra herencia. Nos hicimos cobardes, cómodos, mentirosos. Cedimos, y continuamos cediendo. No somos capaces de sacrificarnos, dirigimos nuestras espadas contra aquellos que son Nuestros Hermanos que han exigido desde la mejor reflexión que corrijamos y retomemos nuestro rumbo. Dejamos, pues, de ser Masones.
Ya no éramos constructores de sociedades, éramos parásitos de los subsidios. Enanos mentales que dejaron de ser la reserva moral de nuestro pueblo. Las consecuencias fueron devastadoras. Nuestros enemigos tomaron venganza. Desmantelaron nuestro Templo, escupieron en nuestros rituales y se burlaron de nuestros juramentos. Y a pesar de eso, las élites se ensañaron más contra el pueblo. Crearon muros, visibles e invisibles. Dividieron al hombre honesto. Hicieron bancos que jugaban con los ahorros de miles de familias, impulsaron monopolios, creando un pueblo sin alma, que camina apenas para mantener los privilegios de los grandes potentados. Dejamos de ser guardianes del débil, para agradecer las migajas del obispo o del gran empresario.
Y en vez de poner las condiciones del juego político, ahora tenemos que pedir permiso para competir en un sistema que nosotros creamos. Un sistema que ellos, nuestros enemigos ahora presumen como creación suya. Y además, impulsaron un sistema de castas en donde solo ellos, como en la pretérita Nueva España, podían gobernar. Despreciaron el talento de millones de jóvenes que han tenido que irse, crearon pobreza y hambre. Hambre que solo se quita con un millón de dólares de droga. Dejaron al pueblo sin opciones y el pueblo se ha rebelado. Pero como no había conciencia, porque nosotros vivimos idolatrando al pasado, el pueblo prefirió irse a la barbarie. EL RESULTADO ES TRÁGICO, BALAS, MUERTES, ASESINATOS, VIOLACIONES Y LA DEVALUACIÓN DE LA VIDA MISMA. Creo que ya es hora de que nuestros adversarios sepan que están equivocados. Creo que como en los grandes momentos de la historia, éste es el punto de quiebre.
No podemos darnos el lujo de mirar a otro lado, mientras nuestro país se desmorona a pedazos. SINALOA ESTÁ INMERSO EN ESA LUCHA. Detrás de la lucha política hay en juego algo más que la coyuntura de una Gubernatura mas. ESTÁ EN JUEGO LA SOBREVIVENCIA DE NUESTRA ALMA REPUBLICANA, LA LIBERTAD POLÍTICA EN NUESTRO ESTADO, DEBIDO AL IGNORANTE DESPRECIO DEL PROCESO DEMOCRÁTICO POR PARTE DE LOS HIJOS DE LA PERVERSIDAD DE NUESTROS ENEMIGOS NATURALES Y ALGUNOS OTROS MÁS CONTEMPORÁNEOS, QUE HOY ASPIRAN LEGITIMARSE UNA VEZ MÁS CON Y DESDE EL PODER PÚBLICO.
Por eso les pido que antes que observar sus “lealtades” hacia algún Partido o Candidato, contemplen profundamente en su Cuarto de Reflexiones su corazón y recuperen su LEGITIMA LEALTAD A LOS VALORES DE LA ORDEN. Nuestra lealtad no debe de ser con los grupos que gobiernan o que quieren gobernar. Debe de ser con los equilibrios, con los principios que defendemos. Estoy cierto que no pocos hermanos están dispersos apoyando a cada lado de la balanza. Pero no se olviden de que nosotros tenemos que ser el Fiel de la Balanza Política. Les pido que en el lado en el que se encuentren, no dejen de ser congruentes, de mente critica, combativos y prudentes. Y que no cometan la torpeza de caer en las garras de nuestros enemigos, las Pasiones, y que no olvidemos donde esta nuestra Legitima Lealtad.
La Orden es más grande que una posición. Miren lo que hacen mientras nosotros actuamos como comparsas. La fuerza de nuestro principal adversario quiere imponer una Ley que restringe a las mujeres su libertad sexual, los grupos de ultraderecha se manifiestan con toda comodidad en cuanto foro les permite. Mientras, el Obispo y su hipocresía condenan a las mujeres, mientras recibe a manos llenas narcolimosnas, o defiende a pederastas como Marcial Maciel. Para ellos, no existe el pasado siempre y cuando pueda ser comprado. Pero aquellos que no lo pueden comprar, como los miles de niños abusados o las mujeres violadas, no tienen para ellos, ningún derecho de réplica. Debemos tomar conciencia de la importancia de nuestros tiempos. Eso les pido. Hermanos, la Orden es más grande y debe ser primero en estos momentos.
No traicionemos a nuestros propios miembros, apoyémoslos por encima de nuestros intereses. Eso es vivir la Masonería. Es apoyar a Juárez a cargar a la República, no enlodar su camino para quedar bien con las élites. En la verdadera masonería los grados no importan del todo, por que quienes ostentan los más elevados deben justificarles con ejemplos de moral para todos y construir una vida que represente un objetivo a imitar. En la verdadera masonería se busca construir un futuro, no preservar un pasado. En la verdadera masonería se impulsan y se gestan los cambios. Actuemos pues, como un ejército organizado, en donde llegue quien llegue al Gobierno, sepa que tiene que considerarnos con seriedad para reconstruir al estado, si su compromiso es con el Pueblo, porque ellos, nuestros adversarios, han destruido todo Orden posible.
Eso les pido, Caballeros. Seamos la nueva Generación de Liberales de verdad, que el país y Sinaloa necesitan. Los Marines de Estados Unidos tienen por lema Semper Fi, Derivación de la voz latina Semper FIDELIS, cuya traducción es Siempre Fieles. Ellos deben de ser fieles a su país, pero sobre todo a la paz aún en la guerra. Ese mismo espíritu es el que ahora nos debe de guiar, en esta guerra política. Siempre Fieles, a nuestra Orden, a nuestros Principios, a nuestra Patria, a Sinaloa.
SEMPER FI, MIS HERMANOS.
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Fuente: Urnas2010Sinaloa.