El Gran Templo de la Gran Logia de Chile concentró el mayor interés del público visitante que este domingo 30 de mayo pudo recorrer las dependencias de la Casa Central Masónica de calle Marcoleta, en el Día del Patrimonio Cultural.
El Gran Templo de la Gran Logia de Chile concentró el mayor interés del público visitante que este domingo 30 de mayo pudo recorrer las dependencias de la Casa Central Masónica de calle Marcoleta, en el Día del Patrimonio Cultural.
Por tercer año consecutivo, la Masonería se sumó a la iniciativa de abrir sus principales instalaciones con el objeto que mostrar con transparencia la gravitante influencia que ha tenido desde siempre la Institución en la historia de Chile a través de destacados hombres públicos.
Un balance general de la actividad estableció que este 2010 se volvió a repetir un masivo interés por conocer detalles de cada una de las áreas o estaciones que incluyeron didácticas explicaciones sobre el mural “La Búsqueda” del pintor Fernando Daza, exhibición de objetos ritualísticos e invaluables documentos históricos referidos al pasado de la Institución, y símbolos que adornan el Gran Templo.
El edificio de la Gran Logia de Chile formó parte del circuito general Cerro Santa Lucía, que incluyó la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional, la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, Casa de los Diez y el Palacio Subercaseaux, entre otros.
El Día del Patrimonio Cultural se estableció en Chile el año 1999 por Decreto del Ministerio de Educación, a petición del Consejo de Monumentos Nacionales, con el fin que la comunidad conozca, disfrute y piense en torno a la memoria, bienes y expresiones del patrimonio cultural.
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Fuente: Gran Logia de Chile.
lunes, 31 de mayo de 2010
Gran Logia abre por tercer año consecutivo sus puertas al público en Día del Patrimonio Cultural
La Gran Logia de Chile abrirá por tercer año consecutivo sus puertas a todo el público, este domingo 30 de mayo, con ocasión de celebrarse a través de todo el país el Día del Patrimonio Cultural, en que los principales edificios históricos permiten el libre acceso para que todas las personas interesadas recorran, en forma gratuita, sus dependencias.
La Gran Logia de Chile abrirá por tercer año consecutivo sus puertas a todo el público, este domingo 30 de mayo, con ocasión de celebrarse a través de todo el país el Día del Patrimonio Cultural, en que los principales edificios históricos permiten el libre acceso para que todas las personas interesadas recorran, en forma gratuita, sus dependencias.
El Gran Maestro, Juan José Oyarzún, invitó a toda la comunidad, así como a los miembros de la Institución y sus familiares, a conocer más de cerca la Masonería y los valores y principios de la Orden, destacando el aporte cultural y social que ha realizado, a través de sus miembros, en la historia del país.
Guías especialmente capacitados atenderán entre las 09:00 y las 15:00 horas a todas las personas que lleguen hasta calle Marcoleta Nº 659, entre Santa Rosa y calle San Isidro, en las proximidades de la estación del Metro Santa Lucía.
El Día del Patrimonio Cultural se estableció en Chile el año 1999 por Decreto del Ministerio de Educación, a petición del Consejo de Monumentos Nacionales, con el fin que la comunidad conozca, disfrute y piense en torno a la memoria, bienes y expresiones del patrimonio cultural.
POSITIVA EXPERIENCIA
El año pasado, la Casa Central de la Masonería recibió 2 mil 750 visitas, en un esfuerzo por alejar el secretismo y mostrar con transparencia la gravitante influencia que ha tenido desde siempre la Masonería en la historia de Chile a través de destacados hombres públicos.
Se trató de personas de las más diversas características y grupos de edades, así como una gran cantidad de integrantes de otras instituciones masónicas y, sobre todo, de la Masonería Femenina y Mixta, que naturalmente fueron atendidos de la mejor manera y con sincera fraternidad.
Al igual que en las ocasiones anteriores, el recorrido y circuito completo, en grupos de 8 a 12 personas visitantes cada uno, contempla cinco sectores o estaciones dentro del edificio.
La primera es el Hall de entrada, entregando antecedentes y detalles de las valiosas esculturas y mosaicos que adornan la entrada.
La segunda estación del recorrido corresponde el Salón de los Grandes Maestros, donde existe una completa y preciada galería de cuadros que muestran los rostros de todos quienes han dirigido la Orden desde su fundación, el 24 de mayo de 1862.
En seguida, se visitará el Museo Masónico -existente desde hace 22 años- y que tiene muestras permanentes de objetos ritualísticos e invaluables documentos históricos referidos al pasado de la Institución.
El cuarto lugar es una exposición emplazada especialmente en la Sala Marco Bontá, -ubicada en el segundo piso del edificio-.
Posteriormente, cada grupo de visitantes podrá ingresar al Gran Templo, donde se responderán las consultas e interrogantes sobre la simbología de las diversas partes y motivos que adornan este espacio sagrado para la Masonería.
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Fuente: Gran Logia de Chile.
La Gran Logia de Chile abrirá por tercer año consecutivo sus puertas a todo el público, este domingo 30 de mayo, con ocasión de celebrarse a través de todo el país el Día del Patrimonio Cultural, en que los principales edificios históricos permiten el libre acceso para que todas las personas interesadas recorran, en forma gratuita, sus dependencias.
El Gran Maestro, Juan José Oyarzún, invitó a toda la comunidad, así como a los miembros de la Institución y sus familiares, a conocer más de cerca la Masonería y los valores y principios de la Orden, destacando el aporte cultural y social que ha realizado, a través de sus miembros, en la historia del país.
Guías especialmente capacitados atenderán entre las 09:00 y las 15:00 horas a todas las personas que lleguen hasta calle Marcoleta Nº 659, entre Santa Rosa y calle San Isidro, en las proximidades de la estación del Metro Santa Lucía.
El Día del Patrimonio Cultural se estableció en Chile el año 1999 por Decreto del Ministerio de Educación, a petición del Consejo de Monumentos Nacionales, con el fin que la comunidad conozca, disfrute y piense en torno a la memoria, bienes y expresiones del patrimonio cultural.
POSITIVA EXPERIENCIA
El año pasado, la Casa Central de la Masonería recibió 2 mil 750 visitas, en un esfuerzo por alejar el secretismo y mostrar con transparencia la gravitante influencia que ha tenido desde siempre la Masonería en la historia de Chile a través de destacados hombres públicos.
Se trató de personas de las más diversas características y grupos de edades, así como una gran cantidad de integrantes de otras instituciones masónicas y, sobre todo, de la Masonería Femenina y Mixta, que naturalmente fueron atendidos de la mejor manera y con sincera fraternidad.
Al igual que en las ocasiones anteriores, el recorrido y circuito completo, en grupos de 8 a 12 personas visitantes cada uno, contempla cinco sectores o estaciones dentro del edificio.
La primera es el Hall de entrada, entregando antecedentes y detalles de las valiosas esculturas y mosaicos que adornan la entrada.
La segunda estación del recorrido corresponde el Salón de los Grandes Maestros, donde existe una completa y preciada galería de cuadros que muestran los rostros de todos quienes han dirigido la Orden desde su fundación, el 24 de mayo de 1862.
En seguida, se visitará el Museo Masónico -existente desde hace 22 años- y que tiene muestras permanentes de objetos ritualísticos e invaluables documentos históricos referidos al pasado de la Institución.
El cuarto lugar es una exposición emplazada especialmente en la Sala Marco Bontá, -ubicada en el segundo piso del edificio-.
Posteriormente, cada grupo de visitantes podrá ingresar al Gran Templo, donde se responderán las consultas e interrogantes sobre la simbología de las diversas partes y motivos que adornan este espacio sagrado para la Masonería.
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Fuente: Gran Logia de Chile.
viernes, 28 de mayo de 2010
La masonería fue fuente para la libertad de América
América tuvo en la masonería una fuente de inspiración para el logro de su independencia.
Se asegura que Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José Antonio Páez, Santiago Mariño y muchos otros de los libertadores venezolanos pertenecieron y participaron en las logias masónicas de la época.
En Europa y la América anglosajona del Norte también ejerció gran influencia esta rama del pensamiento, llegándose a afirmar que todos los hombres que participaron en la independencia de esa nación fueron miembros activos de la masonería.
¿Qué es la Masonería?
El misterio que encierran los templos masónicos con su magnificencia, su soledad y la solemnidad de las personas que los visitan llevan a pensar que dentro de ellos se realizan ritos reñidos con la religión, aproximándose o sobrepasándose hacia lo satánico. Pero no es así. La información que se puede obtener asegura que la masonería es una rama filosófica, independiente de cualquier tipo de religión, que sirve al hombre para conocerse a sí mismo en función de contribuir con el desarrollo de la humanidad, a través de la fraternidad, la igualdad y la libertad.
La masonería es una sociedad iniciática en la que se encuentran las diferentes escuelas de pensamiento y concepciones de la vida. En esta corriente no se toman posiciones extremas, pero tampoco existen catecismos para modelar la conducta de los miembros. Cada uno de ellos deduce las ideas a seguir y aplicar, de acuerdo a su entendimiento y práctica cotidiana.
El trabajo masónico tiene dos vertientes, una filosófico-simbólica y otra social, ambas necesarias. Puede ser que un masón prefiera inclinarse más por un aspecto que por otro, pero cada cual es libre de aportar los trabajos que prefiera.
Fundada por albañiles
Quienes han investigado los orígenes de esta agrupación consideran que nació de una asociación de albañiles formada al construirse la Catedral de Estrasburgo en el siglo XII; otros la atribuyen a Oliverio Cromwell (1579-1658), Lord Protector de Inglaterra en el siglo XVI, y otros la asocian con el nacimiento de la Compañía de Jesús, en 1534.
Puede añadirse, sin embargo, que los misterios y ritos de la masonería proceden de transmisiones regulares de los misterios del mundo antiguo (egipcios, griegos, romanos); de las enseñanzas cristianas, de los cabalistas de la Edad Media, de la Escuela de Alejandría, los rosa-cruces, los hermetistas del Renacimiento y los Templarios.
De la doctrina Hindú toman, entre otras cosas, la existencia de una inteligencia suprema, cuya providencia lo gobierna y lo conserva todo; que el alma no muere nunca, sino que pasa de un cuerpo a otro a merced de la metempsicosis (transmigración de las almas) y que va recibiendo en las sucesivas vidas las penas o recompensas de las que se haya hecho acreedora en las anteriores, mejor conocido como la Ley del Karma.
De los egipcios tomaron los conocimientos impartidos por Hermes Trimegisto (tres veces sabio) y los misterios utilizados para sus estudios, que estaban agrupados en menores y mayores, divididos en tres grados e impartidos a los iniciados bajo solemnes juramentos de secretos.
Su instrucción estaba envuelta en los rituales de Iniciación, Paso y Elevación y es, básicamente, de esta forma como han llegado a la Masonería de Grados, correspondiendo cada uno de ellos a un tipo de iniciación.
De los griegos tomaron sus sistemas de aprendizaje a través de misterios y las enseñanzas de Pitágoras. De los judíos utilizan las enseñanzas de Salomón y de Mitra, mientras que de los colegios romanos usan la organización y de los cristianos, el esoterismo.
Otras influencias obtenidas por la masonería provienen de Los Druidas, Esenios y Templarios, quienes en sus tiempos tuvieron agrupaciones de tipo místico y selectivo, con una gran oposición de la iglesia dominante en aquella época.
La independencia de Venezuela
La historia refiere que los primeros masones que existieron en Venezuela se reunieron en La Guaira y estaban encabezados por José María España, Manuel Gual y Simón Rodríguez.
Era una sociedad secreta que se alimentó de los conocimientos de Juan Bautista Picornell, pedagogo español que, junto a José Lax, Manuel Cortés Campomanes, Bernardo Garaza, Juan Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sebastián Andrés –todos masones–, llegaron a Venezuela encadenados, luego de ser descubiertos en una conspiración contra el rey de España y condenados a prisión en Cartagena de Indias.
Luego de la muerte de José María España y de Manuel Gual, quedó la semilla de la masonería, la cual renació en el Oriente del país con el apoyo de marinos ingleses que visitaban con frecuencia la región desde Trinidad.
Santiago Mariño, uno de los principales próceres de la independencia, inicia su vida como masón en esta isla. Según José Miguel Rivas Bravo, la primera logia regular fundada en territorio venezolano fue la Logia “San Juan de la Margarita”, en 1808. Dependía de la Logia “España”, de Madrid. Suspendió sus trabajos en 1815, cuando Margarita fue invadida por el general Pablo Morillo.
Esta logia es la primera fundada en Suramérica. No se ha podido demostrar que en Colombia, Argentina, Chile y Perú se fundara alguna logia antes de 1808. La más antigua logia de la Nueva Granada se fundó en 1811. En Argentina, la primera se fundó en 1814. Por tanto, la Isla de Margarita tiene el honor de haber sido el asiento de la primera logia sudamericana.
El pronunciamiento del 19 de abril de 1810 fue obra de la masonería. Los principales protagonistas, José Cortés Madariaga y Juan Germán Roscio, eran masones activos. La “Sociedad Patriótica era un cenáculo de masones. Inclusive, los creadores del Gloria al Bravo Pueblo, Juan José Landaeta y Vicente Salias, también pertenecían a esta hermandad.
También existen pruebas de que Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Carlos Soublette, José Antonio Páez, Manuel Piar, Gregor Mac Gregor y muchos otros personajes de la independencia venezolana pertenecieron a diferentes logias que se vieron en la necesidad de paralizar sus acciones por las acciones guerreras.
Libertad, Igualdad, Fraternidad
Según los Masones, Libertad, Igualdad y Fraternidad son los principios utilizados en esta asociación para combatir los privilegios y la intolerancia, mediante el estudio de la ciencia, la investigación de la verdad, la práctica de la virtud y el ejercicio de la filantropía. Trabajan por la paz y la justicia, por el progreso moral, intelectual y material del hombre y por el de la sociedad.
La masonería sería una actividad emprendida por hombres y mujeres íntimamente unidos que, empleando formas simbólicas sacadas principalmente del oficio de la albañilería y de la arquitectura, trabajan por el bienestar de los seres humanos, esforzándose por mejorarse a sí mismos y mejorar a los demás, con objeto de construir una liga universal de la humanidad.
Dicen que su misión es hacer amigos a los hombres y mujeres, refinar y exaltar sus vidas, intensificar su fe y purificar sus sueños para que rindan homenaje a la verdad, a la belleza, a la justicia y al carácter.
Fuente: Igor García / Ciudad CCS
Fotos Ender Curbelo
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Nota fuente: okvenezuela.org
Se asegura que Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José Antonio Páez, Santiago Mariño y muchos otros de los libertadores venezolanos pertenecieron y participaron en las logias masónicas de la época.
En Europa y la América anglosajona del Norte también ejerció gran influencia esta rama del pensamiento, llegándose a afirmar que todos los hombres que participaron en la independencia de esa nación fueron miembros activos de la masonería.
¿Qué es la Masonería?
El misterio que encierran los templos masónicos con su magnificencia, su soledad y la solemnidad de las personas que los visitan llevan a pensar que dentro de ellos se realizan ritos reñidos con la religión, aproximándose o sobrepasándose hacia lo satánico. Pero no es así. La información que se puede obtener asegura que la masonería es una rama filosófica, independiente de cualquier tipo de religión, que sirve al hombre para conocerse a sí mismo en función de contribuir con el desarrollo de la humanidad, a través de la fraternidad, la igualdad y la libertad.
La masonería es una sociedad iniciática en la que se encuentran las diferentes escuelas de pensamiento y concepciones de la vida. En esta corriente no se toman posiciones extremas, pero tampoco existen catecismos para modelar la conducta de los miembros. Cada uno de ellos deduce las ideas a seguir y aplicar, de acuerdo a su entendimiento y práctica cotidiana.
El trabajo masónico tiene dos vertientes, una filosófico-simbólica y otra social, ambas necesarias. Puede ser que un masón prefiera inclinarse más por un aspecto que por otro, pero cada cual es libre de aportar los trabajos que prefiera.
Fundada por albañiles
Quienes han investigado los orígenes de esta agrupación consideran que nació de una asociación de albañiles formada al construirse la Catedral de Estrasburgo en el siglo XII; otros la atribuyen a Oliverio Cromwell (1579-1658), Lord Protector de Inglaterra en el siglo XVI, y otros la asocian con el nacimiento de la Compañía de Jesús, en 1534.
Puede añadirse, sin embargo, que los misterios y ritos de la masonería proceden de transmisiones regulares de los misterios del mundo antiguo (egipcios, griegos, romanos); de las enseñanzas cristianas, de los cabalistas de la Edad Media, de la Escuela de Alejandría, los rosa-cruces, los hermetistas del Renacimiento y los Templarios.
De la doctrina Hindú toman, entre otras cosas, la existencia de una inteligencia suprema, cuya providencia lo gobierna y lo conserva todo; que el alma no muere nunca, sino que pasa de un cuerpo a otro a merced de la metempsicosis (transmigración de las almas) y que va recibiendo en las sucesivas vidas las penas o recompensas de las que se haya hecho acreedora en las anteriores, mejor conocido como la Ley del Karma.
De los egipcios tomaron los conocimientos impartidos por Hermes Trimegisto (tres veces sabio) y los misterios utilizados para sus estudios, que estaban agrupados en menores y mayores, divididos en tres grados e impartidos a los iniciados bajo solemnes juramentos de secretos.
Su instrucción estaba envuelta en los rituales de Iniciación, Paso y Elevación y es, básicamente, de esta forma como han llegado a la Masonería de Grados, correspondiendo cada uno de ellos a un tipo de iniciación.
De los griegos tomaron sus sistemas de aprendizaje a través de misterios y las enseñanzas de Pitágoras. De los judíos utilizan las enseñanzas de Salomón y de Mitra, mientras que de los colegios romanos usan la organización y de los cristianos, el esoterismo.
Otras influencias obtenidas por la masonería provienen de Los Druidas, Esenios y Templarios, quienes en sus tiempos tuvieron agrupaciones de tipo místico y selectivo, con una gran oposición de la iglesia dominante en aquella época.
La independencia de Venezuela
La historia refiere que los primeros masones que existieron en Venezuela se reunieron en La Guaira y estaban encabezados por José María España, Manuel Gual y Simón Rodríguez.
Era una sociedad secreta que se alimentó de los conocimientos de Juan Bautista Picornell, pedagogo español que, junto a José Lax, Manuel Cortés Campomanes, Bernardo Garaza, Juan Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sebastián Andrés –todos masones–, llegaron a Venezuela encadenados, luego de ser descubiertos en una conspiración contra el rey de España y condenados a prisión en Cartagena de Indias.
Luego de la muerte de José María España y de Manuel Gual, quedó la semilla de la masonería, la cual renació en el Oriente del país con el apoyo de marinos ingleses que visitaban con frecuencia la región desde Trinidad.
Santiago Mariño, uno de los principales próceres de la independencia, inicia su vida como masón en esta isla. Según José Miguel Rivas Bravo, la primera logia regular fundada en territorio venezolano fue la Logia “San Juan de la Margarita”, en 1808. Dependía de la Logia “España”, de Madrid. Suspendió sus trabajos en 1815, cuando Margarita fue invadida por el general Pablo Morillo.
Esta logia es la primera fundada en Suramérica. No se ha podido demostrar que en Colombia, Argentina, Chile y Perú se fundara alguna logia antes de 1808. La más antigua logia de la Nueva Granada se fundó en 1811. En Argentina, la primera se fundó en 1814. Por tanto, la Isla de Margarita tiene el honor de haber sido el asiento de la primera logia sudamericana.
El pronunciamiento del 19 de abril de 1810 fue obra de la masonería. Los principales protagonistas, José Cortés Madariaga y Juan Germán Roscio, eran masones activos. La “Sociedad Patriótica era un cenáculo de masones. Inclusive, los creadores del Gloria al Bravo Pueblo, Juan José Landaeta y Vicente Salias, también pertenecían a esta hermandad.
También existen pruebas de que Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Carlos Soublette, José Antonio Páez, Manuel Piar, Gregor Mac Gregor y muchos otros personajes de la independencia venezolana pertenecieron a diferentes logias que se vieron en la necesidad de paralizar sus acciones por las acciones guerreras.
Libertad, Igualdad, Fraternidad
Según los Masones, Libertad, Igualdad y Fraternidad son los principios utilizados en esta asociación para combatir los privilegios y la intolerancia, mediante el estudio de la ciencia, la investigación de la verdad, la práctica de la virtud y el ejercicio de la filantropía. Trabajan por la paz y la justicia, por el progreso moral, intelectual y material del hombre y por el de la sociedad.
La masonería sería una actividad emprendida por hombres y mujeres íntimamente unidos que, empleando formas simbólicas sacadas principalmente del oficio de la albañilería y de la arquitectura, trabajan por el bienestar de los seres humanos, esforzándose por mejorarse a sí mismos y mejorar a los demás, con objeto de construir una liga universal de la humanidad.
Dicen que su misión es hacer amigos a los hombres y mujeres, refinar y exaltar sus vidas, intensificar su fe y purificar sus sueños para que rindan homenaje a la verdad, a la belleza, a la justicia y al carácter.
Fuente: Igor García / Ciudad CCS
Fotos Ender Curbelo
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Nota fuente: okvenezuela.org
jueves, 27 de mayo de 2010
Todos Somos Masones
Batallas, asambleas, triunviratos, invasiones, sufragios, democracias, próceres. Detrás de todas estas cosas que definieron y formaron el país, se encuentra la obra de la Masonería, una sociedad discreta (no secreta) que, prácticamente, construyó la Nación Argentina. El Pro-Gran Maestre argentino, Nicolás Breglia, dialogó en exclusiva con Ciudad1 y reveló la verdadera historia de la Revolución de Mayo.
Si un secreto lo saben dos, ya no es un secreto. Y de la Masonería saben millones. A pesar de la mala fama que le han endilgado, esta organización ha sido impulsora de los principales cambios del mundo moderno. Y en el Río de la Plata, esta influencia fue no sólo decisiva, sino fundadora.
Contrariando varios mitos acerca de esta sociedad, Nicolás Breglia, el Pro-Gran Maestre de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, es un hombre sencillo y austero. Incluso pidió disculpas, entre risas, por el look informal y de entrecasa con el que saldría en las fotos. Muy dado para conversar y realmente apasionado por la (verdadera) historia argentina, accedió gentilmente a responder muchos puntos oscuros y/o desconocidos de la historia que involucran a esta organización.
¿Cuándo se hizo presente la masonería en el Virreinato del Río de la Plata?
La Masonería llegó al Río de la Plata a fines del siglo XVII, en 1797, de la mano de la Logia Independencia, con carta constitutiva de la Gran Logia francesa, y continuó luego con la Logia San Juan de Jerusalem, fundada por el portugués Silveira Cordeiro, con carta constitutiva de la Gran Logia de Maryland. Las masonerías que ayudaron al proceso emancipador fueron la francesa, la española y la norteamericana.
¿Cuál fue la influencia y accionar de la masonería en la independencia del virreinato?
Los masones tuvimos protagonismo en los hechos más decisivos y trascendentales de la historia del país, lo cual explica muchas cosas que, de otra forma, quedan confusas. Estas acciones no aparecen en la historia oficial porque la masonería siempre fue una sociedad discreta. Siempre nos opusimos al poder monárquico y absolutista del señor feudal y del Estado, por eso si uno se declaraba masón (lo cual significaba ser un enemigo directo del establishment), ponía en riesgo no tan sólo su vida sino la de toda su familia. Fue por eso que la sociedad era, en un principio, secreta.
Volviendo al tema, previamente a las invasiones inglesas, en 1795, hay una reunión en Europa de Francisco de Miranda con una serie de dignatarios masónicos de las colonias. Uno de ellos era Saturnino Rodríguez Peña. En esa reunión acuerdan el apoyo del ejército británico a la emancipación americana, pero siempre con la condición de que los ingleses no se adueñarían de estas tierras ni los nativos de las colonias pasarían a ser súbditos del imperio inglés. Entonces, cuando viene la primera invasión inglesa, los masones de acá creen que vienen a apoyar el movimiento emancipador, no a adueñarse de la Ciudad, por eso los apoyan. William Carr Beresford, que comandaba ese regimiento inglés de 1.200 hombres, pertenecía a la masonería, por parte de la Logia irlandesa Operativa (él era irlandés protestante y sus soldados irlandeses católicos). La toma de la Ciudad no fue una batalla, prácticamente fue un desfile militar. Los oficiales ingleses toman el poder, se alojaron en las casas de las mejores familias de la Ciudad, Beresford destituye al virrey y, manteniendo toda la estructura colonial, se hace nombrar Gobernador de Buenos Aires, levantando la bandera inglesa y ordenando a los nativos jurar fidelidad a su majestad británica.
Es decir que no había respetado el pacto masónico.
Efectivamente. La Logia Independencia comisiona entonces a Juan José Castelli a que tenga una reunión con Beresford y le exija el cumplimiento del pacto. Beresford se niega, afirmando que estas tierras son de su majestad británica. Castelli se retira bastante enojado y es allí cuando se inicia la reconquista de Buenos Aires. Lo curioso fue que las tropas enemigas, al ser irlandeses católicos, se vieron identificadas con los criollos, ya que era una situación similar a la que ocurría en su pais, por lo que muchos soldados de Beresford se pasaron de bando y combatieron a favor de la Ciudad.
Finalmente detienen a Beresford y lo llevan a Luján, donde participa de tenidas masónicas y llegan a un acuerdo. Él se juramenta masónicamente a no tomar más las armas contra Buenos Aires y es por eso que lo liberan y le permiten irse a Montevideo, con la condición de convencer a su majestad británica de apoyar la emancipación americana sin adueñarse de estas tierras.
Pero cuando llega a Montevideo, se encuentra con el segundo afluente inglés, que venía a consolidar el primero y estaba constituido por 12 mil hombres, al mando de John Whitelocke y Denis Pack. Beresford les explica entonces que él se había juramentado masónicamente a no tomar las armas y que iba a cumplir.
Sin embargo, la invasión se llevó a cabo
Sí. Los 12 mil hombres al mando del general John Whitelocke desembarcan en la Ciudad. Liniers les sale al frente y se efectúa la batalla de Miserere, en la que gana el ejército inglés y se dirigen en tres alas, una se dirige directamente al Fuerte que quedaba en la actual Plaza de Mayo, el otro (al mando de Denis Pack) se dirige a las Catalinas y la otra al barrio de San Telmo. El caso es que Pack también era masón y había roto su juramento al hacer esto, por lo que es condenado a muerte por los masones argentinos, pero lo salva el General Liniers, que lo hace escapar disfrazado de mujer.
Finalmente, los 12 mil hombres de Inglaterra, el ejército más poderoso del mundo, son vencidos por los habitantes de Buenos Aires, que se levantaron en armas contra el invasor, desde el abuelo hasta el nieto. Es en ese momento, y a raíz de esa victoria, que los independentistas se dan cuenta de sus fuerzas y de que pueden independizarse.
¿Cómo fue la historia del 25 de mayo?
El 25 de mayo no es como lo pintan. Fue una jornada con las tropas en la calle, un momento bastante turbio. Las juntas de Gobierno en realidad se crean para oponerse a la invasión a España por parte del Gobierno francés, apoyando al rey que había abdicado, Fernando VII. No tenían una idea independentista.
¿Por qué, entonces, decimos que fue una junta revolucionaria?
Eso tiene una explicación. Cuando Fernando VII abdica y toma el poder el hermano de Napoleón, José I, todos los sectores de España que no fueron dominados ordenan a las colonias oponerse a los franceses y mantener el dominio español. Cuando llega esa orden al Río de la Plata hay una gran disputa entre los independentistas y los que querían mantener el dominio español. Esto se da el 22 de mayo de 1810 y, aparentemente, triunfan los independentistas. Pero el 24 de mayo, los que quieren mantener el dominio español se rehacen y forman una Junta de Gobierno presidida por el virrey Cisneros. A esa junta la integran Saavedra y Castelli, por el lado de los criollos. Esa misma noche, ante el desconcierto que cundía, se reúnen en la casa de Saturnino Rodríguez Peña, uno de los jefes de la masonería de entonces. Allí deciden presionar para convocar un Cabildo abierto. Beruti, que también era masón, redacta a mano alzada cómo iba a estar integrada esa primera junta en el Cabildo.
¿Entonces todos los integrantes de la Primera Junta eran masones?
Con excepción de Azcuénaga, sí. Todos eran masones.
¿Quiénes los apoyaban?
El apoyo venía del Regimiento Patricios, que era el que mayor capacidad de fuego tenía en esa época y cuyo jefe era Saavedra. Este regimiento acude a la Plaza y ahí estaban French y Beruti, que pasaron a la historia por repartir escarapelas, cuando cumplieron una tarea muchísimo más importante. Eran los jefes de las tropas, los arcabuceros de chispas, y estaban dispuestos a entrar en combate si no se imponía esa primera junta, la cual tenía una idea totalmente independentista. Y es por eso que decimos que era revolucionaria, a diferencia de la junta que se había formado el día anterior con Cisneros.
A partir de allí, esta primera junta va creciendo, siempre con masones, al formar la junta grande, los dos primeros Triunviratos, la Asamblea del año 13 y culmina con la declaración de la Independencia, cuya acta la firman Francisco Narciso de Laprida y sus dos secretarios, Juan José Paso y José Mariano Serrano. Todos masones, por supuesto.
La masonería resulta ser la piedra angular de la construcción de la Nación Argentina. La gran mayoría de los próceres nacionales han pertenecido a esta sociedad, siendo las Logias masónicas la cuna de leyes argentinas fundamentales, como la Ley de educación (1490), mientras que en las tenidas se decidió el resultado de batallas históricas, como la de Pavón. Sí, adivinó: tanto Mitre como Urquiza eran masones. El fin de la disputa entre unitarios y federales se logró en una Logia.
"Es lo que se hace en la masonería " explica Breglia. "Se aprende a escuchar y se pone en la misma Logia dos pensamientos antagónicos, para que así se resuelvan las diferencias para beneficio de todos".
A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
Camilo Alves
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Fuente: Ciudad1.com
Si un secreto lo saben dos, ya no es un secreto. Y de la Masonería saben millones. A pesar de la mala fama que le han endilgado, esta organización ha sido impulsora de los principales cambios del mundo moderno. Y en el Río de la Plata, esta influencia fue no sólo decisiva, sino fundadora.
Contrariando varios mitos acerca de esta sociedad, Nicolás Breglia, el Pro-Gran Maestre de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, es un hombre sencillo y austero. Incluso pidió disculpas, entre risas, por el look informal y de entrecasa con el que saldría en las fotos. Muy dado para conversar y realmente apasionado por la (verdadera) historia argentina, accedió gentilmente a responder muchos puntos oscuros y/o desconocidos de la historia que involucran a esta organización.
¿Cuándo se hizo presente la masonería en el Virreinato del Río de la Plata?
La Masonería llegó al Río de la Plata a fines del siglo XVII, en 1797, de la mano de la Logia Independencia, con carta constitutiva de la Gran Logia francesa, y continuó luego con la Logia San Juan de Jerusalem, fundada por el portugués Silveira Cordeiro, con carta constitutiva de la Gran Logia de Maryland. Las masonerías que ayudaron al proceso emancipador fueron la francesa, la española y la norteamericana.
¿Cuál fue la influencia y accionar de la masonería en la independencia del virreinato?
Los masones tuvimos protagonismo en los hechos más decisivos y trascendentales de la historia del país, lo cual explica muchas cosas que, de otra forma, quedan confusas. Estas acciones no aparecen en la historia oficial porque la masonería siempre fue una sociedad discreta. Siempre nos opusimos al poder monárquico y absolutista del señor feudal y del Estado, por eso si uno se declaraba masón (lo cual significaba ser un enemigo directo del establishment), ponía en riesgo no tan sólo su vida sino la de toda su familia. Fue por eso que la sociedad era, en un principio, secreta.
Volviendo al tema, previamente a las invasiones inglesas, en 1795, hay una reunión en Europa de Francisco de Miranda con una serie de dignatarios masónicos de las colonias. Uno de ellos era Saturnino Rodríguez Peña. En esa reunión acuerdan el apoyo del ejército británico a la emancipación americana, pero siempre con la condición de que los ingleses no se adueñarían de estas tierras ni los nativos de las colonias pasarían a ser súbditos del imperio inglés. Entonces, cuando viene la primera invasión inglesa, los masones de acá creen que vienen a apoyar el movimiento emancipador, no a adueñarse de la Ciudad, por eso los apoyan. William Carr Beresford, que comandaba ese regimiento inglés de 1.200 hombres, pertenecía a la masonería, por parte de la Logia irlandesa Operativa (él era irlandés protestante y sus soldados irlandeses católicos). La toma de la Ciudad no fue una batalla, prácticamente fue un desfile militar. Los oficiales ingleses toman el poder, se alojaron en las casas de las mejores familias de la Ciudad, Beresford destituye al virrey y, manteniendo toda la estructura colonial, se hace nombrar Gobernador de Buenos Aires, levantando la bandera inglesa y ordenando a los nativos jurar fidelidad a su majestad británica.
Es decir que no había respetado el pacto masónico.
Efectivamente. La Logia Independencia comisiona entonces a Juan José Castelli a que tenga una reunión con Beresford y le exija el cumplimiento del pacto. Beresford se niega, afirmando que estas tierras son de su majestad británica. Castelli se retira bastante enojado y es allí cuando se inicia la reconquista de Buenos Aires. Lo curioso fue que las tropas enemigas, al ser irlandeses católicos, se vieron identificadas con los criollos, ya que era una situación similar a la que ocurría en su pais, por lo que muchos soldados de Beresford se pasaron de bando y combatieron a favor de la Ciudad.
Finalmente detienen a Beresford y lo llevan a Luján, donde participa de tenidas masónicas y llegan a un acuerdo. Él se juramenta masónicamente a no tomar más las armas contra Buenos Aires y es por eso que lo liberan y le permiten irse a Montevideo, con la condición de convencer a su majestad británica de apoyar la emancipación americana sin adueñarse de estas tierras.
Pero cuando llega a Montevideo, se encuentra con el segundo afluente inglés, que venía a consolidar el primero y estaba constituido por 12 mil hombres, al mando de John Whitelocke y Denis Pack. Beresford les explica entonces que él se había juramentado masónicamente a no tomar las armas y que iba a cumplir.
Sin embargo, la invasión se llevó a cabo
Sí. Los 12 mil hombres al mando del general John Whitelocke desembarcan en la Ciudad. Liniers les sale al frente y se efectúa la batalla de Miserere, en la que gana el ejército inglés y se dirigen en tres alas, una se dirige directamente al Fuerte que quedaba en la actual Plaza de Mayo, el otro (al mando de Denis Pack) se dirige a las Catalinas y la otra al barrio de San Telmo. El caso es que Pack también era masón y había roto su juramento al hacer esto, por lo que es condenado a muerte por los masones argentinos, pero lo salva el General Liniers, que lo hace escapar disfrazado de mujer.
Finalmente, los 12 mil hombres de Inglaterra, el ejército más poderoso del mundo, son vencidos por los habitantes de Buenos Aires, que se levantaron en armas contra el invasor, desde el abuelo hasta el nieto. Es en ese momento, y a raíz de esa victoria, que los independentistas se dan cuenta de sus fuerzas y de que pueden independizarse.
¿Cómo fue la historia del 25 de mayo?
El 25 de mayo no es como lo pintan. Fue una jornada con las tropas en la calle, un momento bastante turbio. Las juntas de Gobierno en realidad se crean para oponerse a la invasión a España por parte del Gobierno francés, apoyando al rey que había abdicado, Fernando VII. No tenían una idea independentista.
¿Por qué, entonces, decimos que fue una junta revolucionaria?
Eso tiene una explicación. Cuando Fernando VII abdica y toma el poder el hermano de Napoleón, José I, todos los sectores de España que no fueron dominados ordenan a las colonias oponerse a los franceses y mantener el dominio español. Cuando llega esa orden al Río de la Plata hay una gran disputa entre los independentistas y los que querían mantener el dominio español. Esto se da el 22 de mayo de 1810 y, aparentemente, triunfan los independentistas. Pero el 24 de mayo, los que quieren mantener el dominio español se rehacen y forman una Junta de Gobierno presidida por el virrey Cisneros. A esa junta la integran Saavedra y Castelli, por el lado de los criollos. Esa misma noche, ante el desconcierto que cundía, se reúnen en la casa de Saturnino Rodríguez Peña, uno de los jefes de la masonería de entonces. Allí deciden presionar para convocar un Cabildo abierto. Beruti, que también era masón, redacta a mano alzada cómo iba a estar integrada esa primera junta en el Cabildo.
¿Entonces todos los integrantes de la Primera Junta eran masones?
Con excepción de Azcuénaga, sí. Todos eran masones.
¿Quiénes los apoyaban?
El apoyo venía del Regimiento Patricios, que era el que mayor capacidad de fuego tenía en esa época y cuyo jefe era Saavedra. Este regimiento acude a la Plaza y ahí estaban French y Beruti, que pasaron a la historia por repartir escarapelas, cuando cumplieron una tarea muchísimo más importante. Eran los jefes de las tropas, los arcabuceros de chispas, y estaban dispuestos a entrar en combate si no se imponía esa primera junta, la cual tenía una idea totalmente independentista. Y es por eso que decimos que era revolucionaria, a diferencia de la junta que se había formado el día anterior con Cisneros.
A partir de allí, esta primera junta va creciendo, siempre con masones, al formar la junta grande, los dos primeros Triunviratos, la Asamblea del año 13 y culmina con la declaración de la Independencia, cuya acta la firman Francisco Narciso de Laprida y sus dos secretarios, Juan José Paso y José Mariano Serrano. Todos masones, por supuesto.
La masonería resulta ser la piedra angular de la construcción de la Nación Argentina. La gran mayoría de los próceres nacionales han pertenecido a esta sociedad, siendo las Logias masónicas la cuna de leyes argentinas fundamentales, como la Ley de educación (1490), mientras que en las tenidas se decidió el resultado de batallas históricas, como la de Pavón. Sí, adivinó: tanto Mitre como Urquiza eran masones. El fin de la disputa entre unitarios y federales se logró en una Logia.
"Es lo que se hace en la masonería " explica Breglia. "Se aprende a escuchar y se pone en la misma Logia dos pensamientos antagónicos, para que así se resuelvan las diferencias para beneficio de todos".
A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
Camilo Alves
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Fuente: Ciudad1.com
ACLARACIONES de la “JUSTICIA MASONICA” en CUBA
Desde hace algunas semanas que muchos hermanos en comentarios extra-logia, me han estado invitando a realizar algo parecido a unas acotaciones relativas a la Jurisprudencia y la justicia masónica, después de que el lunes 17 de mayo día en que se suspendió un juicio Masónico que habría de celebrarse y que dicho sea de paso casualmente se está celebrando en Cuba, una Jornada cubana contra la Homofobia o sea con vistas al (Heterosexualismo) y con estos nuevos adelantos que considero no son propios de la raza humana, la masonería debe estar muy atenta para evitar su ingreso en la institución; una vez realizada las primeras aclaraciones pasaremos a una introducción de las mismas.
Corte: (social.)- Medio que se toma para cortar diferencias y poner de acuerdo a los que estaban discordes. (Diccionario Larousse)
Justicia: Virtud que consiste en actuar de manera justa, dando a cada persona lo que le pertenece o le corresponde. (Diccionario Larousse)
Fiscal: (referente al fisco) Fiscal civil; Magistrado que representa el interés publico, Fiscal Criminal; Ministro judicial que promueve la observancia de las leyes. (Diccionario Larousse)
La Masonería establece que; el masón por su carácter está obligado a obedecer la Ley Moral y si comprende bien el arte, nunca será estúpido, ateo, irreligioso o libertino.
Delitos; excepto muy raras excepciones toda infracción de los preceptos Morales, son punibles en los códigos masónicos y señalados como delitos. . (Aurelio Almeida Jurisprudencia).
La Masonería en Cuba: Y a principios del Siglo XX (No tenia instituida la Corte Suprema de Justicia Masónica), pero los casos de apelaciones contra logias o por haber necesidad de enjuiciar a un Ex Gran Maestro, Gran funcionario de la Gran Logia, o un Venerable Maestro, se constituía la Comisión de Justicia y sus miembros actuaban como jueces instructores y como masones y no como fiscales, debían observar las siguientes reglas: (Aurelio Almeida Jurisprudencia).
1.- No proceder contra masón alguno sin la previa acusación por parte de masones o de una Logia.
2.- Las pruebas del delito o las absolutorias deben ser sumamente amplias y libres.
3.- No se admitirán sumarios anteriores a la acusación, que es el trámite primario.
4.- La acusación llevada a una logia debe ser leída primeramente en la Logia, si se tratare de Apelación por cualquier parte se le dará lectura de igual forma.
5.- El o los instructores en el auto de terminación nunca darán apreciaciones propias de si se cometió el delito que está previsto en artículos de ley, ni tampoco dará apreciaciones de absolución, limitándose solamente a elaborar las pruebas para que la Gran Logia constituida en tribunal con su jurado determine la culpabilidad o la inocencia de los cargos que se le imputan.
6.- En los actos judiciales los acusadores mostraran a la Logia o al jurado las pruebas de la consumación del delito.
En la Masonería Universal se recomienda que: “Los juicios Masónicos deben ser breves y tener por base el Jurado”; Estando bajo estos dos principios las sentencias no tienen tanta importancia como las de los Estados de cada Nación pues en ellas se puede perder la Honra o la Vida, mientras que en el juicio masónico la Moral es Primordial en el Masón. (Aurelio Almeida Jurisprudencia) Por estas razones la ley de procedimiento Penal, tiene estatuido que los juicios a masones se celebren prácticamente en un término de aproximadamente en un mes.
La Masonería en Cuba tiene señalada en su Constitución el artículo (1) como ley fundamental en el marcado I: La Masonería es la Institución Orgánica de la Moralidad, (sic…) Si ésta es la Ley fundamental y por su importancia el legislador la puso en él número (UNO) todos los masones están obligados a llevar por sobre todos los actos que realicen en su vida Masónica; Social; Fraternal; Pública Profana la Moral en primera línea y su actuar no dejará margen a la duda.
La Ley penal masónica en Cuba, tiene señalado desde 1924, Que el poder judicial la Gran Logia lo ejerce a través de la Corte Suprema de Justicia Masónica, señalando la Ley Penal en su Artículo (5) pág. 173. –¿Cómo se convierte un masón en encubridor de un delito? y se convierte cuándo –teniendo conocimiento de un delito o falta no lo comunicare al maestro de la Logia, al diputado del Distrito, a la Gran Logia o al Gran Maestro.- Así de sencilla es la ley, no hace distingos por ser grado 33 o por tener ése grado, se le exime de acusar, o que siendo gran funcionario debe hacer como que no vio, no oyó y no sabe nada; Al simbolismo no le interesa lo que suceda en otra masonería, ni de sus formas de gobierno ni de sus grados elevados, esos grados no tienen relación con los de Aprendiz,; Compañero y Maestro si cometen faltas a la ley del Supremo Consejo, o del Rito de Misrain, es asunto interno de esas Asociaciones y por tanto al simbolismo no le interesa ni puede encausar al miembro de esas instituciones, sin embargo encausa al Masón, cuando este es acusado por algún o algunos masones de los que señala la Ley masónica y por faltas a la Moral o a la Ley Masónica, procediéndose de acuerdo con las leyes vigentes.
Hoy hay muchos masones de cualquier grado que ostenten, que pretenden eludir responsabilidades pretendiendo que sean otros los que denuncien a quiénes saben que han cometido faltas a la ley y al juramento pretendiendo ampararse en cargos y en aspiraciones personales dentro de la institución, sin embargo no tienen en cuenta que otros masones al tener conocimiento de que conocen la comisión de un delito y no informarlo, lo pueden acusar de encubridor. También en estos días me he topado con masones que no leen las leyes o no las entienden a pesar de que las masónicas son bien claras, o puede ser que las quieren interpretar a su forma y manera, unos varios dicen que:
a) El Gran Maestro no puede acusar y que quién acusa es la Corte.
b) Que el Gran Maestro no tiene que ir al juicio cuando envía un caso a la Corte.
c) Que el Gran Maestro no puede enviar Representación al Juicio y que solo el estará presente en el juicio.
Queridos hermanos la ley de procedimiento Penal Masónica en su artículo (4) da la forma de origen de las causas señalado en el punto III pág. 185 y nuevamente en el artículo (29) da en la razón III de la pág. 193 de una forma muy explícita cuando establece la ley lo siguiente: (artículos mencionados textualmente) Decreto del Gran Maestro como resultado de hechos de que tuviera conocimiento y que constituyen delito y que se explicarán con la mayor claridad. La ley es más que clara y expresa a todas las luces cuando tuviera conocimiento ; no excluye que lo conozca, por informárselo alguien, por haberlo oído por un profano, o por haberlo escuchado en una conversación en un parque, Sencillamente tuvo conocimiento de haberse cometido un delito y lo denuncia de inmediato, si es un masón simple, su decreto va dirigido a la Logia; si se trata de masones señalados en el artículo 7 de la Constitución como Ex Grandes Maestros, grandes funcionarios (sic…)lo envía a la Corte para que ella sea quién lo enjuicie pues las Logias, están excluidas de enjuiciarlos y no tienen esa facultad, que solo la tiene la Corte en primera Instancia.
En la siguiente aclaración copiando textualmente el artículo (15) de la pág. 189 determina lo siguiente: La parte acusadora o quién lo represente como acusador y el acusado y el defensor serán citados (sic…)con la aclaración queda aclarado que tienen que estar presente, si no está una de las dos partes, se suspende el juicio y se cita nuevamente; y cuando la parte acusadora desea retirar la denuncia tiene que hacerlo en el tribunal personalmente, o por medio de su representante por escrito y firmado y en tal caso, si el acusado se siente ofendido y le acusa deberá responder ante un tribunal en una nueva causa.
Finalmente la última duda que aclaramos es la siguiente, el artículo (1) ley fundamental I o como se le denomina generalmente Antiguos Limites; señala que la Institución es la Orgánica de la Moralidad, y en vista de ello para recibir los beneficios de la iniciación, se investiga si es moral o no es moral y una vez iniciado tiene la obligación de cumplir con lo que expresa el propio artículo (1) ley fundamental XVI: (copio textualmente) Los masones tienen el deber de conducirse moral y decorosamente dentro y fuera de la Logia, (sic…) o sea que el hecho de estar iniciado, ocupar la jerarquía máxima que halla ocupado no le da derecho a ningún masón a violentar los preceptos Morales, ni a cometer delito alguno; Por estas razones el Legislador adoptó la medida de incluir los artículos (26) y (27) en la ley Penal pág. 180 y 181, que dice (textualmente): (26): La condena que a un masón impongan los tribunales ordinarios por los delitos de asesinato, parricidio, uso y trafico de drogas, o estupefacientes, robo, hurto, y violación, una vez comprobados tales hechos mediante los órganos judiciales masónicos, serán sancionados con la expulsión de la fraternidad, sin que la extinción de la pena ni el indulto o la amnistía den derecho a la rehabilitación (sic…) y en el siguiente artículo ratifica cuando expresa: (27)- Cuando se conozca que un masón ha cometido cualquier tipo de delito infamante en el mundo profano, de oficio o mediante denuncia, se iniciará causa contra el mismo; independientemente de la incoada por las autoridades ordinarias. La sanción impuesta será firme acorde a la Legislación masónica y con independencia de los resultados de dichas leyes profanas.
Más claro ni el agua de manantial, cuando llega la información por cualquier vía ya sea por la acusación directa, por un rumor del vecindario, por una llamada por teléfono o por un anónimo, se investiga y se da inicio de oficio al proceso judicial, en primera instancia en la Logia como determina la Constitución en el artículo (13) o en la Corte como expresa el artículo 7 contra los excluidos de juicio en las Logias y se procede como se acaba de señalar.
No quiero terminar sin antes llevar a la mente de los Legisladores Representantes de Logias en la Gran Logia, la recomendación que me sugiere el hermano que me ha ayudado en la confección de estas aclaraciones y que es la siguiente: Reformar la Ley Penal y la de Procedimiento Penal para Reponer nuevamente el uso del Jurado en los Tribunales Masónicos; Cumplida mi promesa con el hermano solo me resta el quedarle eternamente agradecido por sus deferencias hacia mi persona, su dedicación de tiempo y sus enseñanzas, gracias hermano mío y que el GADU le de mas salud y mucha vida entre nosotros.
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Fuente: Fenix137rls.
Corte: (social.)- Medio que se toma para cortar diferencias y poner de acuerdo a los que estaban discordes. (Diccionario Larousse)
Justicia: Virtud que consiste en actuar de manera justa, dando a cada persona lo que le pertenece o le corresponde. (Diccionario Larousse)
Fiscal: (referente al fisco) Fiscal civil; Magistrado que representa el interés publico, Fiscal Criminal; Ministro judicial que promueve la observancia de las leyes. (Diccionario Larousse)
La Masonería establece que; el masón por su carácter está obligado a obedecer la Ley Moral y si comprende bien el arte, nunca será estúpido, ateo, irreligioso o libertino.
Delitos; excepto muy raras excepciones toda infracción de los preceptos Morales, son punibles en los códigos masónicos y señalados como delitos. . (Aurelio Almeida Jurisprudencia).
La Masonería en Cuba: Y a principios del Siglo XX (No tenia instituida la Corte Suprema de Justicia Masónica), pero los casos de apelaciones contra logias o por haber necesidad de enjuiciar a un Ex Gran Maestro, Gran funcionario de la Gran Logia, o un Venerable Maestro, se constituía la Comisión de Justicia y sus miembros actuaban como jueces instructores y como masones y no como fiscales, debían observar las siguientes reglas: (Aurelio Almeida Jurisprudencia).
1.- No proceder contra masón alguno sin la previa acusación por parte de masones o de una Logia.
2.- Las pruebas del delito o las absolutorias deben ser sumamente amplias y libres.
3.- No se admitirán sumarios anteriores a la acusación, que es el trámite primario.
4.- La acusación llevada a una logia debe ser leída primeramente en la Logia, si se tratare de Apelación por cualquier parte se le dará lectura de igual forma.
5.- El o los instructores en el auto de terminación nunca darán apreciaciones propias de si se cometió el delito que está previsto en artículos de ley, ni tampoco dará apreciaciones de absolución, limitándose solamente a elaborar las pruebas para que la Gran Logia constituida en tribunal con su jurado determine la culpabilidad o la inocencia de los cargos que se le imputan.
6.- En los actos judiciales los acusadores mostraran a la Logia o al jurado las pruebas de la consumación del delito.
En la Masonería Universal se recomienda que: “Los juicios Masónicos deben ser breves y tener por base el Jurado”; Estando bajo estos dos principios las sentencias no tienen tanta importancia como las de los Estados de cada Nación pues en ellas se puede perder la Honra o la Vida, mientras que en el juicio masónico la Moral es Primordial en el Masón. (Aurelio Almeida Jurisprudencia) Por estas razones la ley de procedimiento Penal, tiene estatuido que los juicios a masones se celebren prácticamente en un término de aproximadamente en un mes.
La Masonería en Cuba tiene señalada en su Constitución el artículo (1) como ley fundamental en el marcado I: La Masonería es la Institución Orgánica de la Moralidad, (sic…) Si ésta es la Ley fundamental y por su importancia el legislador la puso en él número (UNO) todos los masones están obligados a llevar por sobre todos los actos que realicen en su vida Masónica; Social; Fraternal; Pública Profana la Moral en primera línea y su actuar no dejará margen a la duda.
La Ley penal masónica en Cuba, tiene señalado desde 1924, Que el poder judicial la Gran Logia lo ejerce a través de la Corte Suprema de Justicia Masónica, señalando la Ley Penal en su Artículo (5) pág. 173. –¿Cómo se convierte un masón en encubridor de un delito? y se convierte cuándo –teniendo conocimiento de un delito o falta no lo comunicare al maestro de la Logia, al diputado del Distrito, a la Gran Logia o al Gran Maestro.- Así de sencilla es la ley, no hace distingos por ser grado 33 o por tener ése grado, se le exime de acusar, o que siendo gran funcionario debe hacer como que no vio, no oyó y no sabe nada; Al simbolismo no le interesa lo que suceda en otra masonería, ni de sus formas de gobierno ni de sus grados elevados, esos grados no tienen relación con los de Aprendiz,; Compañero y Maestro si cometen faltas a la ley del Supremo Consejo, o del Rito de Misrain, es asunto interno de esas Asociaciones y por tanto al simbolismo no le interesa ni puede encausar al miembro de esas instituciones, sin embargo encausa al Masón, cuando este es acusado por algún o algunos masones de los que señala la Ley masónica y por faltas a la Moral o a la Ley Masónica, procediéndose de acuerdo con las leyes vigentes.
Hoy hay muchos masones de cualquier grado que ostenten, que pretenden eludir responsabilidades pretendiendo que sean otros los que denuncien a quiénes saben que han cometido faltas a la ley y al juramento pretendiendo ampararse en cargos y en aspiraciones personales dentro de la institución, sin embargo no tienen en cuenta que otros masones al tener conocimiento de que conocen la comisión de un delito y no informarlo, lo pueden acusar de encubridor. También en estos días me he topado con masones que no leen las leyes o no las entienden a pesar de que las masónicas son bien claras, o puede ser que las quieren interpretar a su forma y manera, unos varios dicen que:
a) El Gran Maestro no puede acusar y que quién acusa es la Corte.
b) Que el Gran Maestro no tiene que ir al juicio cuando envía un caso a la Corte.
c) Que el Gran Maestro no puede enviar Representación al Juicio y que solo el estará presente en el juicio.
Queridos hermanos la ley de procedimiento Penal Masónica en su artículo (4) da la forma de origen de las causas señalado en el punto III pág. 185 y nuevamente en el artículo (29) da en la razón III de la pág. 193 de una forma muy explícita cuando establece la ley lo siguiente: (artículos mencionados textualmente) Decreto del Gran Maestro como resultado de hechos de que tuviera conocimiento y que constituyen delito y que se explicarán con la mayor claridad. La ley es más que clara y expresa a todas las luces cuando tuviera conocimiento ; no excluye que lo conozca, por informárselo alguien, por haberlo oído por un profano, o por haberlo escuchado en una conversación en un parque, Sencillamente tuvo conocimiento de haberse cometido un delito y lo denuncia de inmediato, si es un masón simple, su decreto va dirigido a la Logia; si se trata de masones señalados en el artículo 7 de la Constitución como Ex Grandes Maestros, grandes funcionarios (sic…)lo envía a la Corte para que ella sea quién lo enjuicie pues las Logias, están excluidas de enjuiciarlos y no tienen esa facultad, que solo la tiene la Corte en primera Instancia.
En la siguiente aclaración copiando textualmente el artículo (15) de la pág. 189 determina lo siguiente: La parte acusadora o quién lo represente como acusador y el acusado y el defensor serán citados (sic…)con la aclaración queda aclarado que tienen que estar presente, si no está una de las dos partes, se suspende el juicio y se cita nuevamente; y cuando la parte acusadora desea retirar la denuncia tiene que hacerlo en el tribunal personalmente, o por medio de su representante por escrito y firmado y en tal caso, si el acusado se siente ofendido y le acusa deberá responder ante un tribunal en una nueva causa.
Finalmente la última duda que aclaramos es la siguiente, el artículo (1) ley fundamental I o como se le denomina generalmente Antiguos Limites; señala que la Institución es la Orgánica de la Moralidad, y en vista de ello para recibir los beneficios de la iniciación, se investiga si es moral o no es moral y una vez iniciado tiene la obligación de cumplir con lo que expresa el propio artículo (1) ley fundamental XVI: (copio textualmente) Los masones tienen el deber de conducirse moral y decorosamente dentro y fuera de la Logia, (sic…) o sea que el hecho de estar iniciado, ocupar la jerarquía máxima que halla ocupado no le da derecho a ningún masón a violentar los preceptos Morales, ni a cometer delito alguno; Por estas razones el Legislador adoptó la medida de incluir los artículos (26) y (27) en la ley Penal pág. 180 y 181, que dice (textualmente): (26): La condena que a un masón impongan los tribunales ordinarios por los delitos de asesinato, parricidio, uso y trafico de drogas, o estupefacientes, robo, hurto, y violación, una vez comprobados tales hechos mediante los órganos judiciales masónicos, serán sancionados con la expulsión de la fraternidad, sin que la extinción de la pena ni el indulto o la amnistía den derecho a la rehabilitación (sic…) y en el siguiente artículo ratifica cuando expresa: (27)- Cuando se conozca que un masón ha cometido cualquier tipo de delito infamante en el mundo profano, de oficio o mediante denuncia, se iniciará causa contra el mismo; independientemente de la incoada por las autoridades ordinarias. La sanción impuesta será firme acorde a la Legislación masónica y con independencia de los resultados de dichas leyes profanas.
Más claro ni el agua de manantial, cuando llega la información por cualquier vía ya sea por la acusación directa, por un rumor del vecindario, por una llamada por teléfono o por un anónimo, se investiga y se da inicio de oficio al proceso judicial, en primera instancia en la Logia como determina la Constitución en el artículo (13) o en la Corte como expresa el artículo 7 contra los excluidos de juicio en las Logias y se procede como se acaba de señalar.
No quiero terminar sin antes llevar a la mente de los Legisladores Representantes de Logias en la Gran Logia, la recomendación que me sugiere el hermano que me ha ayudado en la confección de estas aclaraciones y que es la siguiente: Reformar la Ley Penal y la de Procedimiento Penal para Reponer nuevamente el uso del Jurado en los Tribunales Masónicos; Cumplida mi promesa con el hermano solo me resta el quedarle eternamente agradecido por sus deferencias hacia mi persona, su dedicación de tiempo y sus enseñanzas, gracias hermano mío y que el GADU le de mas salud y mucha vida entre nosotros.
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Fuente: Fenix137rls.
Crece militancia de masones en Cuba
Por Juan O. Tamayo
jtamayo@elnuevoherald.com
El próximo juicio de los masones cubanos a un antiguo Gran Maestro ha destacado la perseverancia de los 30,000 miembros de la organización pese a los severos controles gubernamentales sobre su dirección.
Juan Manuel Collera Venta y otros dos masones están acusados de permitir que un masón iniciado en Miami asistiera a una reunión en una logia el año pasado, violando una regla que establece que sólo los miembros iniciados en Cuba pueden visitar las logias de la isla.
Pero el caso ha estado rodeado de rumores de que Collera está excesivamente vinculado con el gobierno. También se ha dicho que el gobierno presionó a los masones para que lo eligieran Gran Maestro en el 2000 y que posteriormente les impidió que lo expulsaran por otro caso no especificado en el 2005.
Fue imposible localizar a Collera para que comentara. Pero en una carta escrita pocos días después de la última acusación en su contra, presentada en abril, calificó el proceso de "moralmente fraudulento'' e insinuó que era obra de los exiliados. La dirección de los masones cubanos "acostumbraba mantener un valladar entre nosotros y los hermanos maestros de las logias en la emigración'', escribió.
Investigadores masónicos están entrevistado a los implicados en el caso y se espera que el juicio tenga lugar en junio, dijo Gustavo Pardo Valdés, presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos y periodista independiente que ha reportado sobre el caso.
Varios masones de Miami entrevistados para esta historia declinaron comentar sobre Collera pero se quejaron insistentemente de que el gobierno cubano presiona con dureza a los líderes masónicos para que obedezcan la línea oficial.
"Todas las logias están infiltradas y al otro día de cualquierreunión ya el gobierno sabe lo que se discutió'', dijo Manuel Olmedo, presidente de la Federación de Masones Cubanos en el Exilio Cuba Primero.
Sin embargo, y sorprendentemente, la masonería ha perdurado en Cuba, pese a un esfuerzo de miembros procastristas en 1959 de disolver el grupo, alegando que la revolución había eliminado la necesidad de semejantes grupos.
Actualmente, los masones cubanos dicen tener 30,000 miembros en 316 logias. Eso es menos de los 34,000 miembros y 340 logias de 1958 pero superior a los 19,690 miembros en 1981.
También controlan unos 220 templos, dijo Pardo, aunque el gobierno ha confiscado cinco o seis y todos menos tres de los 11 pisos de la Gran Logia en Centro Habana.
Más de un tercio de los miembros y las logias están en La Habana, y algunos miembros también pertenecen al Partido Comunista de Cuba, según un reciente estudio de Jorge Luis Romeu, un masón nacido en Cuba y profesor de Estadística de la Universidad de Syracuse, en New York.
Aunque las reglas de la organización prohíben actividades políticas partidarias, 13 de los 75 disidentes encarcelados en la represión del 2003 conocida como la Primavera Negra son masones, dijo Pardo por teléfono desde La Habana.
La masonería es legal en Cuba pero está estrictamente controlada por la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, encabezada desde hace tiempo por Caridad Diego.
El gobierno, por ejemplo, requiere que las logias cancelen la membresía de los masones que emigran, así como que reporten detalladamente las actividades de sus logias y que obtengan aprobación previa para cualquier actividad no rutinaria, dijo Olmedo.
Pardo Valdés, ex preso político y masón grado 33, dijo que, en el 2007, Diego bloqueó su esfuerzo para ser electo presidente a un alto cargo, el Consejo Supremo, debido a su activismo político.
Las donaciones de los masones en el exterior generalmente pasan a través del Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos, dirigido por el gobierno, que se queda con parte del dinero, añadió Olmedo. Pero otra parte llega a los masones cubanos directamente para sus programas caritativos y conferencias sobre temas como la economía, la historia y la literatura.
El Asilo Masónico Llansó en la Habana alberga a unos 90 pacientes ancianos, incluyendo algunos no masones, y las logias cubanas mantienen un blog, La Colmena. El año pasado hubo que cerrar la página de internet de la Gran Logia en La Habana por falta de fondos.
La masonería se estableció en Cuba hace 150 años y ganó influencia política cuando muchos de sus principales miembros, incluyendo al líder independentista José Martí, lucharon contra el dominio español.
En Cuba también está activa la Sociedad de Antiguos Honorables Compañeros Distintos --Oddfellows en inglés-- con unos 25,000 o 30,000 miembros, y los Caballeros de la Luz, un grupo desarrollado en la isla con unos 25,000 miembros, según Pardo Valdés.
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Fuente: elnuevoherald.com
jtamayo@elnuevoherald.com
El próximo juicio de los masones cubanos a un antiguo Gran Maestro ha destacado la perseverancia de los 30,000 miembros de la organización pese a los severos controles gubernamentales sobre su dirección.
Juan Manuel Collera Venta y otros dos masones están acusados de permitir que un masón iniciado en Miami asistiera a una reunión en una logia el año pasado, violando una regla que establece que sólo los miembros iniciados en Cuba pueden visitar las logias de la isla.
Pero el caso ha estado rodeado de rumores de que Collera está excesivamente vinculado con el gobierno. También se ha dicho que el gobierno presionó a los masones para que lo eligieran Gran Maestro en el 2000 y que posteriormente les impidió que lo expulsaran por otro caso no especificado en el 2005.
Fue imposible localizar a Collera para que comentara. Pero en una carta escrita pocos días después de la última acusación en su contra, presentada en abril, calificó el proceso de "moralmente fraudulento'' e insinuó que era obra de los exiliados. La dirección de los masones cubanos "acostumbraba mantener un valladar entre nosotros y los hermanos maestros de las logias en la emigración'', escribió.
Investigadores masónicos están entrevistado a los implicados en el caso y se espera que el juicio tenga lugar en junio, dijo Gustavo Pardo Valdés, presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos y periodista independiente que ha reportado sobre el caso.
Varios masones de Miami entrevistados para esta historia declinaron comentar sobre Collera pero se quejaron insistentemente de que el gobierno cubano presiona con dureza a los líderes masónicos para que obedezcan la línea oficial.
"Todas las logias están infiltradas y al otro día de cualquierreunión ya el gobierno sabe lo que se discutió'', dijo Manuel Olmedo, presidente de la Federación de Masones Cubanos en el Exilio Cuba Primero.
Sin embargo, y sorprendentemente, la masonería ha perdurado en Cuba, pese a un esfuerzo de miembros procastristas en 1959 de disolver el grupo, alegando que la revolución había eliminado la necesidad de semejantes grupos.
Actualmente, los masones cubanos dicen tener 30,000 miembros en 316 logias. Eso es menos de los 34,000 miembros y 340 logias de 1958 pero superior a los 19,690 miembros en 1981.
También controlan unos 220 templos, dijo Pardo, aunque el gobierno ha confiscado cinco o seis y todos menos tres de los 11 pisos de la Gran Logia en Centro Habana.
Más de un tercio de los miembros y las logias están en La Habana, y algunos miembros también pertenecen al Partido Comunista de Cuba, según un reciente estudio de Jorge Luis Romeu, un masón nacido en Cuba y profesor de Estadística de la Universidad de Syracuse, en New York.
Aunque las reglas de la organización prohíben actividades políticas partidarias, 13 de los 75 disidentes encarcelados en la represión del 2003 conocida como la Primavera Negra son masones, dijo Pardo por teléfono desde La Habana.
La masonería es legal en Cuba pero está estrictamente controlada por la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, encabezada desde hace tiempo por Caridad Diego.
El gobierno, por ejemplo, requiere que las logias cancelen la membresía de los masones que emigran, así como que reporten detalladamente las actividades de sus logias y que obtengan aprobación previa para cualquier actividad no rutinaria, dijo Olmedo.
Pardo Valdés, ex preso político y masón grado 33, dijo que, en el 2007, Diego bloqueó su esfuerzo para ser electo presidente a un alto cargo, el Consejo Supremo, debido a su activismo político.
Las donaciones de los masones en el exterior generalmente pasan a través del Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos, dirigido por el gobierno, que se queda con parte del dinero, añadió Olmedo. Pero otra parte llega a los masones cubanos directamente para sus programas caritativos y conferencias sobre temas como la economía, la historia y la literatura.
El Asilo Masónico Llansó en la Habana alberga a unos 90 pacientes ancianos, incluyendo algunos no masones, y las logias cubanas mantienen un blog, La Colmena. El año pasado hubo que cerrar la página de internet de la Gran Logia en La Habana por falta de fondos.
La masonería se estableció en Cuba hace 150 años y ganó influencia política cuando muchos de sus principales miembros, incluyendo al líder independentista José Martí, lucharon contra el dominio español.
En Cuba también está activa la Sociedad de Antiguos Honorables Compañeros Distintos --Oddfellows en inglés-- con unos 25,000 o 30,000 miembros, y los Caballeros de la Luz, un grupo desarrollado en la isla con unos 25,000 miembros, según Pardo Valdés.
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Fuente: elnuevoherald.com
MASONERÍA Y OPUS DEI
Por Jorge Eliécer Salazar Avenia
REFERENCIA HISTÓRICA
El Opus Dei fue fundado por Josemaría Escrivá de Balaguer en Madrid el 2 de octubre de 1928, aunque en ese momento solo se llamó la “Obra”. Su pretensión de denominarla “La Obra de Dios” -Opus Dei- sólo se concretó el 14 de febrero de 1930, cuando dijo que recibió directamente el mensaje desde la divinidad.
En sus inicios el Opus Dei dirigió sus trabajos a los enfermos de los hospitales y los pobres, y fue rapidamente extendiéndose a distintas actividades sociales y económicas. Igualmente en 1930, Escrivá acepta que el Opus está dirigido también a la mujer y dentro de su membresía se abre una categoría especial para las mujeres aunque básicamente está conformada, por varones, en la medida en que su cúpula de poder y mando está formada por religiosos y clérigos.
Desde 1933 incursionó en la educación y a través de la Academia DYA comenzó su trabajo en este campo en Madrid. Como lo dicen sus propios reglamentos, la misión de la Academia, además de impartir educación universitaria en Derecho y Arquitectura, es la de dar formación religiosa y enseñar el mensaje del Opus Dei entre la juventud. Este fin esencial en la educación que se imparte bajo los dictados de la Obra se ha mantenido y reafirmado desde entonces.
Durante la guerra civil española el Opus Dei fue una avanzada y activísimo grupo combatiente contra la República Española y a favor del generalísimo Francisco Franco. Esta colaboración prestada por el Opus Dei al dictador Español fue tenida en cuenta y compensada posteriormente durante el largo período de gobierno de la dictadura.
A comienzos de 1940 oficialmente la iglesia católica concedió aprobación al Opus Dei, a través del Obispado de Madrid. Y en el 1943 a través de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se le autorizó para ordenar sus propios sacerdotes, convirtiéndose así en un tiempo relativamente corto en una poderosa congregación con capacidad para darse sus propios dirigentes. Los años finales del decenio de 1940 encuentran radicado en Roma a Escrivá de Balaguer, en donde mediante una intensa actividad de lo que hoy llamamos lobby consiguió que el Vaticano diera la primera aprobación pontificia del Opus Dei y lo constituyera en Instituto Secular. En 1950 Pio XII promulgó la aprobación definitiva de la obra. El Decreto aprobatorio permitió la aceptación en el Opus Dei de personas casadas y la asimilación de sacerdotes de otras congregaciones católicas.
En tan sólo 20 años el Opus Dei recorrió un camino que costó años y en ocasiones siglos a otras congregaciones católicas.
A finales de los años 50 se inicia la expansión continental a la América Hispana del Opus Dei. Perú, México, Venezuela, Guatemala, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Puerto Rico, Honduras, Trinidad Tobago, República Dominicana y Nicaragua, así como también Canadá y Estados Unidos, y en fin todos los países centro y sur americanos entran a formar parte de los objetivos de la obra de Escrivá de Balaguer. El mismo, o las más altas autoridades de la congregación visitan los países, promueven la fundación de colegios y la instalación de capítulos, no sólo en España y Portugal, sino también en América Latina. Cuando Escrivá de Balaguer fallece, el 26 de junio de 1975, el Opus Dei es ya un poderoso brazo de la Iglesia instalado en el poder o muy cerca de él en los países Hispano Americanos.
Toda la influencia y el poder de la Iglesia Católica se ha puesto a las órdenes y al servicio del Opus Dei desde su fundación. ¿Qué razones ha habido para ello?. Para contestar este interrogante debemos analizar las condiciones y el momento histórico en que es fundado y mirar, así sea a vuelo de pájaro, las relaciones entre la Iglesia Católica y la Masonería antes de la creación del Opus Dei y después de ella.
MASONERÍA E IGLESIA CATÓLICA
A pesar de que las relaciones entre la Orden Masónica y la Iglesia Católica han sido siempre difíciles y cargadas de problemas, no obstante, podemos establecer tres momentos en ellas: dos períodos puntuales de tensión y enfrentamiento, el primero, se dio en el siglo XVIII y el segundo, en el siglo XIX, y un tercer período de serenidad y acercamiento, especialmente de la Masonería a la Iglesia Católica, que ha sido perturbado por algunos sectores fundamentalistas en materia religiosa y de derecha en orientación política.
Rápidamente miremos cada uno de ellos. El Siglo XVIII, ve nacer formalmente la Masonería con las Constituciones de 1722 de los pastores Anderson y Desaguliers y es una centuria llena de zozobra y persecuciones contra la Orden Masónica. Realmente, fueron escasos los gobiernos y los estados que no prohibieran la masonería y las reuniones de masones. En realidad la Corte de Roma o la Santa Sede no fueron los primeros ni los únicos en condenar y prohibir la masonería. En 1735 lo hicieron los Estados Generales de Holanda; en 1736, el Consejo de la República y Cantón de Ginebra; en 1737 son la Francia de Luis XV y el Príncipe Elector de Manheim en el Palatinado, Hamburgo y Federico I de Suecia en 1738; María Teresa de Austria lo hará en 1743; en Aviñón. París y Ginebra en 1744; en 1745 el Cantón de Berna, el Consistorio de Hannover y de Nuevo París, incluso el Gran Sultán de Constantinopla lo hará en 1748; Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III de España) y su hermano Fernando VI de España en 1741; en 1763 los Magistrados de Danzintg; en 1770 el Gobernador de la Isla de Madeira y los Gobiernos de Berna y Ginebra; en 1784 el Príncipe de Mónaco y el Elector de Baviera Carlos Teodoro; en 1785, el Duque de Baden y el Emperador de Austria José II; en 1794 el Emperador de Alemania Francisco II, el Rey de Cerdeña Víctor Amadeo, y el emperador Ruso Pablo I; en 1798 se suma a los perseguidores Guillermo III de Prusia, éstos solo para citar los más conocidos. No hubo entonces suelo europeo, donde no se persiguiera a la Masonería.
Sin embargo, no pueden considerarse todas estas persecuciones como hechos aislados atribuibles exclusivamente a cada Estado, gobernante o autoridad. Ellas tienen un hilo conductor que habrá de mostrarse con las prohibiciones y condenas de los Papas Clemente XII en 1738 y Benedicto XIV en 1751, así como en el Decreto del Cardenal Firrao para los Estados Pontificios en 1739.
En ese momento los cargos que se le hacen a la Orden Masónica se refieren al Secreto riguroso con que los masones se protegían y al juramento que ellos hacían. Cargos que permitieron aplicarles el derecho, heredado del Imperio Romano, que consideraba como ilícita, subversiva y un peligro para la tranquilidad de la religión oficial, el buen orden y la tranquilidad de los Estados, a toda asociación o grupo no autorizado por el Gobierno.
A estos motivos que podrían llamarse de Estado, que tuvo la Roma Antigua para perseguir a los primeros cristianos, los Papas Clemente XII y Benedicto XIV agregaron el considerar a los masones y a sus reuniones como sospechosos de “herejía”, y argumentaron a favor de este criterio el hecho de que los masones admitían en sus reuniones a todo tipo de individuos, fueran católicos o no católicos, y sancionaron con pena de excomunión a los masones.
Esta drástica medida para combatir la masonería está claramente establecida en el Edicto del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Firrao, promulgado el 14 de enero de 1739, en el que se dice “que las reuniones masónicas eran no sólo sospechosas de herejía, sino, sobre todo, peligrosas a la pública tranquilidad y a la seguridad del Estado Eclesiástico, ya que de no tener materias contrarias a la fe ortodoxa y al Estado y tranquilidad de la República, no usarían tantos vínculos secretos”. Una consecuencia inmediata y directa de este edicto fue la pena de muerte, confiscación de bienes y demolición de las viviendas de los masones.
Además, se dio también como resultado del mencionado edicto la creación del llamado delito de masonería, pues en las naciones con gobiernos confesionales, los masones fueron perseguidos no por serlo, sino por ofensa a la religión católica, puesto que estaban excomulgados, fundamentándose el delito de masonería en la lesión del Orden religioso católico, y desde el momento que éste se tenía como base de la Constitución de los Estados católicos, el delito eclesiástico automáticamente pasaba a concebirse y castigarse como delito político.
Lo anterior explica porqué en ningún documento del Siglo XVII incluidas las bulas de Clemente XII y Benedicto XIV, se prohibe la masonería en cuanto a institución, sino "las reuniones de masones", las cuales se señalan con nombres disímiles en la bula In eminenti del Papa Clemente XII, como son Asambleas, Conventículos, Juntas, Agregaciones, Círculos, Reuniones, Sociedades, etc.
El segundo momento de las relaciones entre la masonería y la Iglesia Católica se va a dar en el siglo XIX. Viene marcado este período por la aparición de las sociedades patrióticas y políticas, por un lado, y el impacto de la Revolución Americana, primero, y luego de la Revolución Francesa en los soberanos absolutistas de la Europa del Congreso de Viena que no se resignaban a perder su poder. Situación ésta que va a merecer especial preocupación por parte de Roma.
Sabido es, que ambas revoluciones van a contar entre sus líderes y víctimas a muchos masones e incluso sacerdotes católicos que se supo en ese momento pertenecían a la masonería, como es el caso del cura católico Gallot, que fue más tarde elevado a la condición de beato por la Iglesia Católica. Este papel preponderante de la masonería en ese momento histórico creó dos situaciones diferentes. Por un lado, en los países anglosajones, como Estados Unidos, Gran Bretaña y países nórdicos, la masonería adquirió prestigio social y tuvo presencia política, inclusive con figuras del clero no católico. Es así como los Reyes de Inglaterra y Suecia pertenecían a la masonería en sus respectivos países y gran parte de los presidentes de Estados Unidos militaban en sus filas.
En cambio, en los países católicos los ideales de la masonería, confundidos e identificados en gran medida con los del liberalismo, suscitaron por parte de la Iglesia católica y de los gobiernos absolutistas de la época una dura reacción contra la masonería, originada en la conocida unión del Trono y el Altar en defensa de sus respectivos poderes. Esta imagen de la Masonería Latina - Europea fue la que atrajo a los líderes de la revolución Hispanoamericana, Bolívar, Miranda, San Martín, Santander, etc.
De manera que en los primeros años del siglo XIX el enfrentamiento masonería - Iglesia católica va a darse dentro de los marcos de interpretación de las revoluciones americana y francesa y de las consecuencias surgidas alrededor del denominado mito del complot masónico - revolucionario, difundido por el abate Barruel. Este famoso mito atribuyó a la masonería la creación de grupos de subversión, levantados en armas contra los gobiernos de los Estados, y que hostilizaban en la lucha armada a la Iglesia católica, como la renombrada Carbonería Italiana. La profusión de estas sociedades secretas las atribuyó la Iglesia a los masones, evitando así que la Masonería Latina - Europea pudiera, al igual que la Anglosajona evolucionar rápidamente en su crecimiento y desarrollo.
El Vaticano no desaprovechó la oportunidad para mantener la prohibición y la condena contra los masones y sus reuniones, llegándose inclusive a considerar a la masonería como una "Sociedad clandestina cuyo fin era conspirar en detrimento de la iglesia y de los poderes del Estado". En este sentido, se pronuncian la Constitución Ecclesian Christi de 1821 promulgada por el Papa Pío VII y la Humanum Genus de 1884, dada por León XIII. Pío IX y León XIII en el ánimo de mantener la confrontación con la masonería, se refirieron a ella en sus documentos y alocuciones, en más de 2000 ocasiones.
En este período crítico de las relaciones entre ambas Instituciones, la Iglesia llegó inclusive a afirmar que la masonería atacaba "los derechos del poder sagrado y de la autoridad civil", que "conspiraba contra la Iglesia y el poder civil", que "atacaba a la iglesia y los poderes legítimos". En Humanum Genus, León XIII afirma que el último y principal de los intentos de la masonería "era el destruir hasta sus fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del naturalismo". Afirma también que "la secta masónica tiene empeño en llevar a cabo las teorías de los naturalistas" y que "mucho tiempo ha que trabaja tenazmente para anular en la sociedad toda injerencia del magisterio y autoridad de la Iglesia y a este fin pregona y contiende deberse separar la Iglesia y el Estado, excluyendo así de las leyes y la administración de la cosa pública el muy saludable influjo de la religión católica".
Este enfrentamiento originó que en el Congreso Internacional de Trento se le diera a la masonería un trato que llevó a la Orden masónica de los países latinos a pregonar y practicar un exacerbado anticlericalismo y laicismo.
El resultado final, ya en los albores del siglo XX, es que el Código de Derecho Canónico promulgado el 27 de mayo de 1917, después de la muerte de León XIII, recogió la doctrina jurídica de la iglesia sobre la masonería, especialmente las de Pío IX y León XIII. Es así como en el canon 2335 se confirman las disposiciones pontificias del siglo XIX, precisando la sanción al establecer que "los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potencias civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".
Es precisamente en este período lleno de agrios y duros enfrentamientos entre la masonería y la Iglesia católica cuando en 1928 Josemaría Escrivá de Balaguer funda el Opus Dei. Desde su creación la nueva congregación aglutinó a los miembros más ortodoxos y fundamentalistas del clero católico, quienes comenzaron su trabajo misional con esos sectores de la feligresía.
En realidad de verdad, "La Obra" debió ser un propósito que tal vez se anidó en el ánimo de Escrivá desde mucho antes de 1909 y cuyos orígenes pueden rastrearse en el primer decenio del siglo, alrededor del periódico "El Debate" perteneciente a la escuela del Real Patronato de Santa Isabel, en donde él ejercía como profesor de Filosofía y de Deontología; o en sus relaciones estrechas con la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, la cual desde "El Debate" impulsaba de manera dogmática su creencia religiosa. Esta Asociación de propagandistas fundada en 1909 por el sacerdote jesuita Ayala tenía como fin "formar unas minorías escogidas, compuestas de hombres 'apostólicos' pertenecientes a las más variadas profesiones sin que tuviesen necesidad de hacer un voto especial de carácter religioso"; o en sus cercanas relaciones con Gil Robles fundador de la "Confederación Española de los Derechos Autónomos" partido político de carácter religioso.
Todas estas relaciones y amistades con el más crudo sectarismo religioso español y la violenta derecha hispana, fueron caldo de cultivo del Opus Dei. Si a esto agregamos el momento histórico en que se da – al que nos hemos referido antes, es posible entender que el Opus Dei fuera desde sus inicios un ariete que golpeó de manera sistemática a la masonería y a los masones. Situación que habrá de verse de manera muy especial y concreta en España, en donde la masonería fue soporte activo y combatiente a favor de la República, mientras que la gran mayoría de la Iglesia católica, especialmente sus más altas jerarquías lucharon a favor de las fuerzas de Franco.
Este carácter antimasónico del Opus Dei, enraizado en su mismo nacimiento, va a generar otra de las características, ésta coincidente con la masonería, y fue la de utilizar algunos de los principios filosóficos esenciales de nuestra Augusta Institución en su ideario religioso, además de que sus miembros se someten a un rito de iniciación secreto, pero marcando su trabajo social, en salud y educación, con postulados políticos muy diferentes a los de la masonería. Es decir, de alguna manera Josemaría Escrivá buscó formar una masonería para los sectores más recalcitrantes y dogmáticos de la Iglesia católica.
Esta actitud del fundador del Opus Dei, pretendió atraer también hacia La Obra y alejar de la masonería, a los sectores más tolerantes del clero católico y de su feligresía creyente. Este aspecto del Opus Dei necesariamente tenía que producir, recrudecer y mantener las diferencias con la Orden, especialmente en España, México y Brasil.
Creado ya el Opus Dei, se va a presentar el tercer período, cuyo punto de referencia más importante es la celebración del Concilio Vaticano II (1961-1965), en cuyas conferencias habrá de darse una tendencia mayoritaria de aproximación entre la masonería y la Iglesia católica. En este sentido, los Obispos de Méjico, Monseñor Sergio Méndez Arceo y de Brasil, el sacerdote jesuita Riquet, junto con la mayor parte de la Iglesia francesa, holandesa y escandinava lideraron este acercamiento.
Uno de los más interesados en que este acercamiento cristalizara fue el buen Papa Juán XXIII, quien en 1963 hizo pública la siguiente Oración:
En el año de 1974 el Cardenal Seper, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, admitió públicamente la existencia de masonerías sin ánimo de enfrentamiento religioso con la Iglesia católica y reconocía por primera vez desde 1738 que la excomunión lanzada hacía dos siglos era entendible en medio de los problemas políticos y de luchas religiosas ya superados. Producto de esta nueva situación, la Iglesia católica promulgó el 8 de enero de 1983 un nuevo código de derecho canónico, en el cual el antiguo y drástico canon 2335, al que ya hice referencia antes, fue sustituido por el canon 1374, en el cual ya no hay una referencia concreta a la masonería ni a la excomunión y cuyo tenor literal es el siguiente: "Aquéllos que dan sus nombres a asociaciones que maquinan contra la iglesia, serán castigados con una pena justa; aquéllos que las promuevan o dirijan serán castigados con la pena de entredicho".
Este canon resistió todas las presiones de los sectores más ortodoxos de la Iglesia, entre los cuales destacó por su activísima participación para evitar que se promulgara, el Opus Dei. No obstante, el Cardenal Ratzinger, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cercano al Opus Dei y su gran defensor en las antesalas del Vaticano, expidió una Declaración sobre las Asociaciones Masónicas el 27 de noviembre de 1983, en la cual insiste en la condena y el rechazo a la masonería y prohibe a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre esta Asociación ya que se le considera inconciliable con la doctrina de la Iglesia. Posteriormente el 23 de febrero de 1985, ante el poco acatamiento que había tenido dicha Declaración, el Obsservatore Romano, órgano oficial de El Vaticano, publicó un artículo sin firma denominado "Reflexiones a un Año de la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Inconciabilidad entre la Fe Cristiana y la Masonería". Esta nota es la vuelta a los tiempos inquisitoriales de la Iglesia, respecto de la Orden Masónica.
MASONERÍA, OPUS DEI Y PODER
A pesar de ser la Masonería organización apolítica, uno de los cargos que le hicieron los gobiernos absolutistas y el Vaticano fue el de ser una asociación que perseguía el poder para derrocar los gobiernos imperantes con el fin de instaurar sus propios postulados y doctrinas, extraídos del más furioso anticlericalismo y laicismo y de las enseñanzas del naturalismo, en el decir de ellos.
La caída del absolutismo no quiso ser comprendida como una reacción de la sociedad en general, como en efecto lo fue, sino que en sectores interesados, la participación de los masones en los hechos revolucionarios de 1779 y 1781 en América y Francia, fue una confirmación de las actitudes subversivas de la Masonería.
En los siglos XIX y XX se da el apogeo de los gobiernos laicos como consecuencia de la separación de la Iglesia y el Estado. Este hecho significó la pérdida de una gran parte del poder terrenal que la Iglesia Católica ejercía en Europa y América Latina.
Retomar ese poder perdido ha sido uno de los fines del Opus Dei. Para conseguirlo ha trabajado durante setenta años tanto dentro de la organización de la propia Iglesia como de los gobiernos de España, Portugal e Hispanoamérica. En este tiempo, brevísimo en comparación con los tres milenios que ajusta la Iglesia de Roma, su diplomacia se ha adjudicado destacadísimos logros en uno y otro campo. Se ha convertido en la más importante fuerza dominante dentro de la Curia Romana, contando inclusive con el decidido apoyo de Juán Pablo II, aunque ello le ha granjeado no pocas resistencias y oposiciones de otros sectores de la Iglesia igualmente poderosos, que se han visto desplazados por la Obra. Según el Annuario Pontificio cuenta con 80,000 miembros en 80 países de todo el mundo, de los cuales 2,000 son sacerdotes. Es la única diócesis flotante, como prefectura personal, que existe y por lo tanto no está sometida a ninguna autoridad eclesiástica local y está gobernada por un prelado general que solo rinde informes al Papa cada cinco años. Esta situación ha llevado a que grupos de la Curia Romana digan que el Opus Dei pretende ser una Iglesia dentro de la Iglesia.
De otro lado, el hecho de trabajar en todo el mundo con los jóvenes, le permite estar en contacto con lo más granado de la inteligencia y del poder económico de los países. De esta manera, ha conseguido en las naciones hispanoamericanas colocarse muy cerca del poder político, cuando no dentro de él. Así ha orientado muchas de las políticas de gobierno en España, Colombia, Perú y otros países centro y sur americanos.
Superado el problema eminentemente religioso, que para la masonería no existe, se quiere presentar la lucha por el poder como otro factor que no permite la conciliación de las dos Instituciones. Debido a que el Opus Dei busca ser pilar ideológico y doctrinario, desde una visión teocrática de los gobiernos, rechaza por peligrosa la apoliticidad propia de la masonería.
CONCLUSIONES
Podemos concluir esta breve charla afirmando que:
1. El Opus Dei es una congregación de carácter religioso, con características de secta, y, por ende, dogmática, al servicio del fundamentalismo y la ortodoxia de la Iglesia católica. La Masonería, por el contrario, es una filosofía, carente de etiquetas religiosas, filantrópica, ética y apolítica.
2. El Opus Dei es una Institución Religiosa Católica, con la cual tal vez la Curia Romana está experimentando la posibilidad de recuperar para la religión el poder político en los Estados.
3. Aunque el Opus Dei sea una organización que tiene iniciados y ritos iniciáticos para sus miembros, que comparte con la religión católica los llamados misterios de la Iglesia, no es en realidad una masonería, pues se aparta de muchos de los principios fundamentales de esta Institución.
4. El Opus Dei busca a través de la práctica religiosa el poder terrenal para la Iglesia católica. Lo cual significaría un retroceso histórico al volver a confundir el Trono y el Altar bajo una misma fe o credo. La masonería respeta toda creencia o práctica política que funcione lícitamente dentro de los Estados, si bien procura que los afiliados suyos que ejerzan poder político lo hagan con observancia de su enseñanza ética, moral y filosófica.
5. Si bien el acercamiento entre Masonería y Opus Dei es posible, dentro de los postulados de tolerancia y respeto, esa sola circunstancia no borrará las discrepancias y diferencias entre las dos Instituciones.
BIBLIOGRAFÍA
BUNSON, Matthew E: “La Sabiduría del Papa” - palabras de esperanza e inspiración de Juan Pablo II – Editorial EDAF. Madrid, 1.996.
DE KEMPIS, Tomas: “Imitación de Cristo”. Editorial Tor, Buenos Aires.
Enciclopedia Británica Online: “Opus Dei”. En: http://members.eb.com/bol/topic?eu=58673&sctn=1.
FERRER BENIMELI, José Antonio: “Cursos de Verano en el Escorial” –Masonería y Religión: convergencias, oposición, ¿incompatibilidad?, Primera Edición. Editorial Complutense. España, 1.996.
GUERRY, Emile, Monseñor: “La Doctrina Social de La Iglesia”, Segunda Edición. Ediciones Rialp S.A. Madrid, 1.961.
Historia del Opus Dei. Publicada por la Oficina de Información del Opus Dei en España, 1.998.
LE VAILLANT, Yvon: “La Santa Mafia”. Editores asociados, S. de R. L. México, 1.971.
MONCADA, Alberto: “Historia Oral del Opus Dei. Editorial Plaza & Janés, 1.987.
VACA DE OSMA, José Antonio: “La Masonería y el Poder”. Editorial Planeta. Barcelona España, 1.992.
Charla leída por el Ven:. H:. Jorge Eliécer Salazar Avenia en la Ten:. Ord;, y de calendario de la Resp:. Log:. Unión No. 9, Jurisdiccionada a la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia con Sede en Cartagena el día 1 de agosto de 1.999
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Fuente: MasonesBlogia, GLRBV.
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REFERENCIA HISTÓRICA
El Opus Dei fue fundado por Josemaría Escrivá de Balaguer en Madrid el 2 de octubre de 1928, aunque en ese momento solo se llamó la “Obra”. Su pretensión de denominarla “La Obra de Dios” -Opus Dei- sólo se concretó el 14 de febrero de 1930, cuando dijo que recibió directamente el mensaje desde la divinidad.
En sus inicios el Opus Dei dirigió sus trabajos a los enfermos de los hospitales y los pobres, y fue rapidamente extendiéndose a distintas actividades sociales y económicas. Igualmente en 1930, Escrivá acepta que el Opus está dirigido también a la mujer y dentro de su membresía se abre una categoría especial para las mujeres aunque básicamente está conformada, por varones, en la medida en que su cúpula de poder y mando está formada por religiosos y clérigos.
Desde 1933 incursionó en la educación y a través de la Academia DYA comenzó su trabajo en este campo en Madrid. Como lo dicen sus propios reglamentos, la misión de la Academia, además de impartir educación universitaria en Derecho y Arquitectura, es la de dar formación religiosa y enseñar el mensaje del Opus Dei entre la juventud. Este fin esencial en la educación que se imparte bajo los dictados de la Obra se ha mantenido y reafirmado desde entonces.
Durante la guerra civil española el Opus Dei fue una avanzada y activísimo grupo combatiente contra la República Española y a favor del generalísimo Francisco Franco. Esta colaboración prestada por el Opus Dei al dictador Español fue tenida en cuenta y compensada posteriormente durante el largo período de gobierno de la dictadura.
A comienzos de 1940 oficialmente la iglesia católica concedió aprobación al Opus Dei, a través del Obispado de Madrid. Y en el 1943 a través de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se le autorizó para ordenar sus propios sacerdotes, convirtiéndose así en un tiempo relativamente corto en una poderosa congregación con capacidad para darse sus propios dirigentes. Los años finales del decenio de 1940 encuentran radicado en Roma a Escrivá de Balaguer, en donde mediante una intensa actividad de lo que hoy llamamos lobby consiguió que el Vaticano diera la primera aprobación pontificia del Opus Dei y lo constituyera en Instituto Secular. En 1950 Pio XII promulgó la aprobación definitiva de la obra. El Decreto aprobatorio permitió la aceptación en el Opus Dei de personas casadas y la asimilación de sacerdotes de otras congregaciones católicas.
En tan sólo 20 años el Opus Dei recorrió un camino que costó años y en ocasiones siglos a otras congregaciones católicas.
A finales de los años 50 se inicia la expansión continental a la América Hispana del Opus Dei. Perú, México, Venezuela, Guatemala, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Puerto Rico, Honduras, Trinidad Tobago, República Dominicana y Nicaragua, así como también Canadá y Estados Unidos, y en fin todos los países centro y sur americanos entran a formar parte de los objetivos de la obra de Escrivá de Balaguer. El mismo, o las más altas autoridades de la congregación visitan los países, promueven la fundación de colegios y la instalación de capítulos, no sólo en España y Portugal, sino también en América Latina. Cuando Escrivá de Balaguer fallece, el 26 de junio de 1975, el Opus Dei es ya un poderoso brazo de la Iglesia instalado en el poder o muy cerca de él en los países Hispano Americanos.
Toda la influencia y el poder de la Iglesia Católica se ha puesto a las órdenes y al servicio del Opus Dei desde su fundación. ¿Qué razones ha habido para ello?. Para contestar este interrogante debemos analizar las condiciones y el momento histórico en que es fundado y mirar, así sea a vuelo de pájaro, las relaciones entre la Iglesia Católica y la Masonería antes de la creación del Opus Dei y después de ella.
MASONERÍA E IGLESIA CATÓLICA
A pesar de que las relaciones entre la Orden Masónica y la Iglesia Católica han sido siempre difíciles y cargadas de problemas, no obstante, podemos establecer tres momentos en ellas: dos períodos puntuales de tensión y enfrentamiento, el primero, se dio en el siglo XVIII y el segundo, en el siglo XIX, y un tercer período de serenidad y acercamiento, especialmente de la Masonería a la Iglesia Católica, que ha sido perturbado por algunos sectores fundamentalistas en materia religiosa y de derecha en orientación política.
Rápidamente miremos cada uno de ellos. El Siglo XVIII, ve nacer formalmente la Masonería con las Constituciones de 1722 de los pastores Anderson y Desaguliers y es una centuria llena de zozobra y persecuciones contra la Orden Masónica. Realmente, fueron escasos los gobiernos y los estados que no prohibieran la masonería y las reuniones de masones. En realidad la Corte de Roma o la Santa Sede no fueron los primeros ni los únicos en condenar y prohibir la masonería. En 1735 lo hicieron los Estados Generales de Holanda; en 1736, el Consejo de la República y Cantón de Ginebra; en 1737 son la Francia de Luis XV y el Príncipe Elector de Manheim en el Palatinado, Hamburgo y Federico I de Suecia en 1738; María Teresa de Austria lo hará en 1743; en Aviñón. París y Ginebra en 1744; en 1745 el Cantón de Berna, el Consistorio de Hannover y de Nuevo París, incluso el Gran Sultán de Constantinopla lo hará en 1748; Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III de España) y su hermano Fernando VI de España en 1741; en 1763 los Magistrados de Danzintg; en 1770 el Gobernador de la Isla de Madeira y los Gobiernos de Berna y Ginebra; en 1784 el Príncipe de Mónaco y el Elector de Baviera Carlos Teodoro; en 1785, el Duque de Baden y el Emperador de Austria José II; en 1794 el Emperador de Alemania Francisco II, el Rey de Cerdeña Víctor Amadeo, y el emperador Ruso Pablo I; en 1798 se suma a los perseguidores Guillermo III de Prusia, éstos solo para citar los más conocidos. No hubo entonces suelo europeo, donde no se persiguiera a la Masonería.
Sin embargo, no pueden considerarse todas estas persecuciones como hechos aislados atribuibles exclusivamente a cada Estado, gobernante o autoridad. Ellas tienen un hilo conductor que habrá de mostrarse con las prohibiciones y condenas de los Papas Clemente XII en 1738 y Benedicto XIV en 1751, así como en el Decreto del Cardenal Firrao para los Estados Pontificios en 1739.
En ese momento los cargos que se le hacen a la Orden Masónica se refieren al Secreto riguroso con que los masones se protegían y al juramento que ellos hacían. Cargos que permitieron aplicarles el derecho, heredado del Imperio Romano, que consideraba como ilícita, subversiva y un peligro para la tranquilidad de la religión oficial, el buen orden y la tranquilidad de los Estados, a toda asociación o grupo no autorizado por el Gobierno.
A estos motivos que podrían llamarse de Estado, que tuvo la Roma Antigua para perseguir a los primeros cristianos, los Papas Clemente XII y Benedicto XIV agregaron el considerar a los masones y a sus reuniones como sospechosos de “herejía”, y argumentaron a favor de este criterio el hecho de que los masones admitían en sus reuniones a todo tipo de individuos, fueran católicos o no católicos, y sancionaron con pena de excomunión a los masones.
Esta drástica medida para combatir la masonería está claramente establecida en el Edicto del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Firrao, promulgado el 14 de enero de 1739, en el que se dice “que las reuniones masónicas eran no sólo sospechosas de herejía, sino, sobre todo, peligrosas a la pública tranquilidad y a la seguridad del Estado Eclesiástico, ya que de no tener materias contrarias a la fe ortodoxa y al Estado y tranquilidad de la República, no usarían tantos vínculos secretos”. Una consecuencia inmediata y directa de este edicto fue la pena de muerte, confiscación de bienes y demolición de las viviendas de los masones.
Además, se dio también como resultado del mencionado edicto la creación del llamado delito de masonería, pues en las naciones con gobiernos confesionales, los masones fueron perseguidos no por serlo, sino por ofensa a la religión católica, puesto que estaban excomulgados, fundamentándose el delito de masonería en la lesión del Orden religioso católico, y desde el momento que éste se tenía como base de la Constitución de los Estados católicos, el delito eclesiástico automáticamente pasaba a concebirse y castigarse como delito político.
Lo anterior explica porqué en ningún documento del Siglo XVII incluidas las bulas de Clemente XII y Benedicto XIV, se prohibe la masonería en cuanto a institución, sino "las reuniones de masones", las cuales se señalan con nombres disímiles en la bula In eminenti del Papa Clemente XII, como son Asambleas, Conventículos, Juntas, Agregaciones, Círculos, Reuniones, Sociedades, etc.
El segundo momento de las relaciones entre la masonería y la Iglesia Católica se va a dar en el siglo XIX. Viene marcado este período por la aparición de las sociedades patrióticas y políticas, por un lado, y el impacto de la Revolución Americana, primero, y luego de la Revolución Francesa en los soberanos absolutistas de la Europa del Congreso de Viena que no se resignaban a perder su poder. Situación ésta que va a merecer especial preocupación por parte de Roma.
Sabido es, que ambas revoluciones van a contar entre sus líderes y víctimas a muchos masones e incluso sacerdotes católicos que se supo en ese momento pertenecían a la masonería, como es el caso del cura católico Gallot, que fue más tarde elevado a la condición de beato por la Iglesia Católica. Este papel preponderante de la masonería en ese momento histórico creó dos situaciones diferentes. Por un lado, en los países anglosajones, como Estados Unidos, Gran Bretaña y países nórdicos, la masonería adquirió prestigio social y tuvo presencia política, inclusive con figuras del clero no católico. Es así como los Reyes de Inglaterra y Suecia pertenecían a la masonería en sus respectivos países y gran parte de los presidentes de Estados Unidos militaban en sus filas.
En cambio, en los países católicos los ideales de la masonería, confundidos e identificados en gran medida con los del liberalismo, suscitaron por parte de la Iglesia católica y de los gobiernos absolutistas de la época una dura reacción contra la masonería, originada en la conocida unión del Trono y el Altar en defensa de sus respectivos poderes. Esta imagen de la Masonería Latina - Europea fue la que atrajo a los líderes de la revolución Hispanoamericana, Bolívar, Miranda, San Martín, Santander, etc.
De manera que en los primeros años del siglo XIX el enfrentamiento masonería - Iglesia católica va a darse dentro de los marcos de interpretación de las revoluciones americana y francesa y de las consecuencias surgidas alrededor del denominado mito del complot masónico - revolucionario, difundido por el abate Barruel. Este famoso mito atribuyó a la masonería la creación de grupos de subversión, levantados en armas contra los gobiernos de los Estados, y que hostilizaban en la lucha armada a la Iglesia católica, como la renombrada Carbonería Italiana. La profusión de estas sociedades secretas las atribuyó la Iglesia a los masones, evitando así que la Masonería Latina - Europea pudiera, al igual que la Anglosajona evolucionar rápidamente en su crecimiento y desarrollo.
El Vaticano no desaprovechó la oportunidad para mantener la prohibición y la condena contra los masones y sus reuniones, llegándose inclusive a considerar a la masonería como una "Sociedad clandestina cuyo fin era conspirar en detrimento de la iglesia y de los poderes del Estado". En este sentido, se pronuncian la Constitución Ecclesian Christi de 1821 promulgada por el Papa Pío VII y la Humanum Genus de 1884, dada por León XIII. Pío IX y León XIII en el ánimo de mantener la confrontación con la masonería, se refirieron a ella en sus documentos y alocuciones, en más de 2000 ocasiones.
En este período crítico de las relaciones entre ambas Instituciones, la Iglesia llegó inclusive a afirmar que la masonería atacaba "los derechos del poder sagrado y de la autoridad civil", que "conspiraba contra la Iglesia y el poder civil", que "atacaba a la iglesia y los poderes legítimos". En Humanum Genus, León XIII afirma que el último y principal de los intentos de la masonería "era el destruir hasta sus fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del naturalismo". Afirma también que "la secta masónica tiene empeño en llevar a cabo las teorías de los naturalistas" y que "mucho tiempo ha que trabaja tenazmente para anular en la sociedad toda injerencia del magisterio y autoridad de la Iglesia y a este fin pregona y contiende deberse separar la Iglesia y el Estado, excluyendo así de las leyes y la administración de la cosa pública el muy saludable influjo de la religión católica".
Este enfrentamiento originó que en el Congreso Internacional de Trento se le diera a la masonería un trato que llevó a la Orden masónica de los países latinos a pregonar y practicar un exacerbado anticlericalismo y laicismo.
El resultado final, ya en los albores del siglo XX, es que el Código de Derecho Canónico promulgado el 27 de mayo de 1917, después de la muerte de León XIII, recogió la doctrina jurídica de la iglesia sobre la masonería, especialmente las de Pío IX y León XIII. Es así como en el canon 2335 se confirman las disposiciones pontificias del siglo XIX, precisando la sanción al establecer que "los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potencias civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".
Es precisamente en este período lleno de agrios y duros enfrentamientos entre la masonería y la Iglesia católica cuando en 1928 Josemaría Escrivá de Balaguer funda el Opus Dei. Desde su creación la nueva congregación aglutinó a los miembros más ortodoxos y fundamentalistas del clero católico, quienes comenzaron su trabajo misional con esos sectores de la feligresía.
En realidad de verdad, "La Obra" debió ser un propósito que tal vez se anidó en el ánimo de Escrivá desde mucho antes de 1909 y cuyos orígenes pueden rastrearse en el primer decenio del siglo, alrededor del periódico "El Debate" perteneciente a la escuela del Real Patronato de Santa Isabel, en donde él ejercía como profesor de Filosofía y de Deontología; o en sus relaciones estrechas con la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, la cual desde "El Debate" impulsaba de manera dogmática su creencia religiosa. Esta Asociación de propagandistas fundada en 1909 por el sacerdote jesuita Ayala tenía como fin "formar unas minorías escogidas, compuestas de hombres 'apostólicos' pertenecientes a las más variadas profesiones sin que tuviesen necesidad de hacer un voto especial de carácter religioso"; o en sus cercanas relaciones con Gil Robles fundador de la "Confederación Española de los Derechos Autónomos" partido político de carácter religioso.
Todas estas relaciones y amistades con el más crudo sectarismo religioso español y la violenta derecha hispana, fueron caldo de cultivo del Opus Dei. Si a esto agregamos el momento histórico en que se da – al que nos hemos referido antes, es posible entender que el Opus Dei fuera desde sus inicios un ariete que golpeó de manera sistemática a la masonería y a los masones. Situación que habrá de verse de manera muy especial y concreta en España, en donde la masonería fue soporte activo y combatiente a favor de la República, mientras que la gran mayoría de la Iglesia católica, especialmente sus más altas jerarquías lucharon a favor de las fuerzas de Franco.
Este carácter antimasónico del Opus Dei, enraizado en su mismo nacimiento, va a generar otra de las características, ésta coincidente con la masonería, y fue la de utilizar algunos de los principios filosóficos esenciales de nuestra Augusta Institución en su ideario religioso, además de que sus miembros se someten a un rito de iniciación secreto, pero marcando su trabajo social, en salud y educación, con postulados políticos muy diferentes a los de la masonería. Es decir, de alguna manera Josemaría Escrivá buscó formar una masonería para los sectores más recalcitrantes y dogmáticos de la Iglesia católica.
Esta actitud del fundador del Opus Dei, pretendió atraer también hacia La Obra y alejar de la masonería, a los sectores más tolerantes del clero católico y de su feligresía creyente. Este aspecto del Opus Dei necesariamente tenía que producir, recrudecer y mantener las diferencias con la Orden, especialmente en España, México y Brasil.
Creado ya el Opus Dei, se va a presentar el tercer período, cuyo punto de referencia más importante es la celebración del Concilio Vaticano II (1961-1965), en cuyas conferencias habrá de darse una tendencia mayoritaria de aproximación entre la masonería y la Iglesia católica. En este sentido, los Obispos de Méjico, Monseñor Sergio Méndez Arceo y de Brasil, el sacerdote jesuita Riquet, junto con la mayor parte de la Iglesia francesa, holandesa y escandinava lideraron este acercamiento.
Uno de los más interesados en que este acercamiento cristalizara fue el buen Papa Juán XXIII, quien en 1963 hizo pública la siguiente Oración:
"Señor y Gran Arquitecto:
"Nosotros nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por la herejía en el curso de desconocer en nuestros hermanos masones como tus seguidores predilectos.
"Luchamos siempre contra el libre pensamiento, porque no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como afirmó El Concilio, consiste en reconocer hasta el derecho de no creer en Dios.
"Habíamos perseguido a aquéllos que dentro de la propia iglesia habíanse distanciado inscribiéndose en las Logias, despreciando todas las injurias y amenazas.
"Habíamos irreflexivamente acreditado que una señal de la cruz pudiese ser superior a tres puntos formando una pirámide.
"Por todo esto nos arrepentimos Señor y con tu perdón te rogamos nos hagas sentir que un compás sobre un nuevo altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén."
En el año de 1974 el Cardenal Seper, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, admitió públicamente la existencia de masonerías sin ánimo de enfrentamiento religioso con la Iglesia católica y reconocía por primera vez desde 1738 que la excomunión lanzada hacía dos siglos era entendible en medio de los problemas políticos y de luchas religiosas ya superados. Producto de esta nueva situación, la Iglesia católica promulgó el 8 de enero de 1983 un nuevo código de derecho canónico, en el cual el antiguo y drástico canon 2335, al que ya hice referencia antes, fue sustituido por el canon 1374, en el cual ya no hay una referencia concreta a la masonería ni a la excomunión y cuyo tenor literal es el siguiente: "Aquéllos que dan sus nombres a asociaciones que maquinan contra la iglesia, serán castigados con una pena justa; aquéllos que las promuevan o dirijan serán castigados con la pena de entredicho".
Este canon resistió todas las presiones de los sectores más ortodoxos de la Iglesia, entre los cuales destacó por su activísima participación para evitar que se promulgara, el Opus Dei. No obstante, el Cardenal Ratzinger, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cercano al Opus Dei y su gran defensor en las antesalas del Vaticano, expidió una Declaración sobre las Asociaciones Masónicas el 27 de noviembre de 1983, en la cual insiste en la condena y el rechazo a la masonería y prohibe a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre esta Asociación ya que se le considera inconciliable con la doctrina de la Iglesia. Posteriormente el 23 de febrero de 1985, ante el poco acatamiento que había tenido dicha Declaración, el Obsservatore Romano, órgano oficial de El Vaticano, publicó un artículo sin firma denominado "Reflexiones a un Año de la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Inconciabilidad entre la Fe Cristiana y la Masonería". Esta nota es la vuelta a los tiempos inquisitoriales de la Iglesia, respecto de la Orden Masónica.
MASONERÍA, OPUS DEI Y PODER
A pesar de ser la Masonería organización apolítica, uno de los cargos que le hicieron los gobiernos absolutistas y el Vaticano fue el de ser una asociación que perseguía el poder para derrocar los gobiernos imperantes con el fin de instaurar sus propios postulados y doctrinas, extraídos del más furioso anticlericalismo y laicismo y de las enseñanzas del naturalismo, en el decir de ellos.
La caída del absolutismo no quiso ser comprendida como una reacción de la sociedad en general, como en efecto lo fue, sino que en sectores interesados, la participación de los masones en los hechos revolucionarios de 1779 y 1781 en América y Francia, fue una confirmación de las actitudes subversivas de la Masonería.
En los siglos XIX y XX se da el apogeo de los gobiernos laicos como consecuencia de la separación de la Iglesia y el Estado. Este hecho significó la pérdida de una gran parte del poder terrenal que la Iglesia Católica ejercía en Europa y América Latina.
Retomar ese poder perdido ha sido uno de los fines del Opus Dei. Para conseguirlo ha trabajado durante setenta años tanto dentro de la organización de la propia Iglesia como de los gobiernos de España, Portugal e Hispanoamérica. En este tiempo, brevísimo en comparación con los tres milenios que ajusta la Iglesia de Roma, su diplomacia se ha adjudicado destacadísimos logros en uno y otro campo. Se ha convertido en la más importante fuerza dominante dentro de la Curia Romana, contando inclusive con el decidido apoyo de Juán Pablo II, aunque ello le ha granjeado no pocas resistencias y oposiciones de otros sectores de la Iglesia igualmente poderosos, que se han visto desplazados por la Obra. Según el Annuario Pontificio cuenta con 80,000 miembros en 80 países de todo el mundo, de los cuales 2,000 son sacerdotes. Es la única diócesis flotante, como prefectura personal, que existe y por lo tanto no está sometida a ninguna autoridad eclesiástica local y está gobernada por un prelado general que solo rinde informes al Papa cada cinco años. Esta situación ha llevado a que grupos de la Curia Romana digan que el Opus Dei pretende ser una Iglesia dentro de la Iglesia.
De otro lado, el hecho de trabajar en todo el mundo con los jóvenes, le permite estar en contacto con lo más granado de la inteligencia y del poder económico de los países. De esta manera, ha conseguido en las naciones hispanoamericanas colocarse muy cerca del poder político, cuando no dentro de él. Así ha orientado muchas de las políticas de gobierno en España, Colombia, Perú y otros países centro y sur americanos.
Superado el problema eminentemente religioso, que para la masonería no existe, se quiere presentar la lucha por el poder como otro factor que no permite la conciliación de las dos Instituciones. Debido a que el Opus Dei busca ser pilar ideológico y doctrinario, desde una visión teocrática de los gobiernos, rechaza por peligrosa la apoliticidad propia de la masonería.
CONCLUSIONES
Podemos concluir esta breve charla afirmando que:
1. El Opus Dei es una congregación de carácter religioso, con características de secta, y, por ende, dogmática, al servicio del fundamentalismo y la ortodoxia de la Iglesia católica. La Masonería, por el contrario, es una filosofía, carente de etiquetas religiosas, filantrópica, ética y apolítica.
2. El Opus Dei es una Institución Religiosa Católica, con la cual tal vez la Curia Romana está experimentando la posibilidad de recuperar para la religión el poder político en los Estados.
3. Aunque el Opus Dei sea una organización que tiene iniciados y ritos iniciáticos para sus miembros, que comparte con la religión católica los llamados misterios de la Iglesia, no es en realidad una masonería, pues se aparta de muchos de los principios fundamentales de esta Institución.
4. El Opus Dei busca a través de la práctica religiosa el poder terrenal para la Iglesia católica. Lo cual significaría un retroceso histórico al volver a confundir el Trono y el Altar bajo una misma fe o credo. La masonería respeta toda creencia o práctica política que funcione lícitamente dentro de los Estados, si bien procura que los afiliados suyos que ejerzan poder político lo hagan con observancia de su enseñanza ética, moral y filosófica.
5. Si bien el acercamiento entre Masonería y Opus Dei es posible, dentro de los postulados de tolerancia y respeto, esa sola circunstancia no borrará las discrepancias y diferencias entre las dos Instituciones.
BIBLIOGRAFÍA
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FERRER BENIMELI, José Antonio: “Cursos de Verano en el Escorial” –Masonería y Religión: convergencias, oposición, ¿incompatibilidad?, Primera Edición. Editorial Complutense. España, 1.996.
GUERRY, Emile, Monseñor: “La Doctrina Social de La Iglesia”, Segunda Edición. Ediciones Rialp S.A. Madrid, 1.961.
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MONCADA, Alberto: “Historia Oral del Opus Dei. Editorial Plaza & Janés, 1.987.
VACA DE OSMA, José Antonio: “La Masonería y el Poder”. Editorial Planeta. Barcelona España, 1.992.
Charla leída por el Ven:. H:. Jorge Eliécer Salazar Avenia en la Ten:. Ord;, y de calendario de la Resp:. Log:. Unión No. 9, Jurisdiccionada a la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia con Sede en Cartagena el día 1 de agosto de 1.999
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Fuente: MasonesBlogia, GLRBV.
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