LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Desde que la Francmasonería surge en Londres, en 1717; la Iglesia Católica Romana, que ve a esta institución como un peligro para el sostenimiento de su hegemonía espiritual, emite diversas encíclicas y otros documentos condenatorios que siguen vigentes.
Posteriormente, fueron muchas las exclusiones y persecuciones que a lo largo de los siglos XVIII y XIX sufrieron los masones por parte de las monarquías absolutas europeas. Apenas iniciado el siglo XX, la Revolución de Octubre recrudece la persecución contra los masones rusos, cacería que se extendió al resto de los países que integraron el campo socialista, y a su versión asiática.
Los nazis y los franquistas también la emprendieron con los masones. No obstante, fue en los Estados Unidos, donde la Masonería había disfrutado un mayor arraigo, debido a la vinculación de la Institución a las luchas por la emancipación estadounidense, que en 1830 se fundó el primer Partido Anti Masónico oficialmente establecido como tal. El hecho se produjo a causa de la desaparición y presunto asesinato del masón William Morgan, a quien se le imputaba haber revelado algunos secretos.
La anti masonería tiene su expresión en Cuba Colonial, a partir de los decretos reales que prohibían las reuniones de las organizaciones secretas en España y sus dominios. No obstante, salvo el fusilamiento del Gran Maestro José A. Puentes Badell, en la Isla no se documentó ninguna actuación extrema en contra de los masones. Por su parte, durante la República pre revolucionaria, los masones gozaron de reconocimiento social y se les veía como personas rectas y socialmente útiles.
No fue hasta la llegada del castrismo, que la anti masonería se convirtió en una prioridad estatal. Desde el año 1959, hasta mediados de los 80, el régimen acudió a cuanta disposición, decreto o ley estuviera a su alcance para lograr que la masonería se auto disolviera; pero los masones se mantuvieron firmes.
A partir de la reforma constitucional de 1992, comenzaron a ingresar a la entidad personas que por temor a las represalias del gobierno, hasta ese momento se habían abstenido de hacerlo. También comenzaron a entrar otras que traían el objetivo de desvirtuar, desde dentro, los valores que habían distinguido a los masones, y poner a la Fraternidad al servicio del gobierno comunista. Estos últimos se emplean en la obra a tiempo completo.
El Gran Maestro Basilio Barreto, caracterizado por su debilidad de carácter, en el año 2000 propició al Dr. José M. Collera Vento (agente Gerardo), ocupar la Gran Maestría de la Gran Logia de Cuba, lo cual Collera aprovechó para rodearse de los masones más incapaces y comprometidos con el sistema; el actual Gran Maestro reúne ambos elementos. El partido anti masónico cubano actúa desde dentro, desde la misma cúspide del poder de la Fraternidad. La efectividad de sus acciones se manifiesta en el caos existente. Collera Vento es apenas la parte visible del iceberg.
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Fuente: CubaNet.
Posteriormente, fueron muchas las exclusiones y persecuciones que a lo largo de los siglos XVIII y XIX sufrieron los masones por parte de las monarquías absolutas europeas. Apenas iniciado el siglo XX, la Revolución de Octubre recrudece la persecución contra los masones rusos, cacería que se extendió al resto de los países que integraron el campo socialista, y a su versión asiática.
Los nazis y los franquistas también la emprendieron con los masones. No obstante, fue en los Estados Unidos, donde la Masonería había disfrutado un mayor arraigo, debido a la vinculación de la Institución a las luchas por la emancipación estadounidense, que en 1830 se fundó el primer Partido Anti Masónico oficialmente establecido como tal. El hecho se produjo a causa de la desaparición y presunto asesinato del masón William Morgan, a quien se le imputaba haber revelado algunos secretos.
La anti masonería tiene su expresión en Cuba Colonial, a partir de los decretos reales que prohibían las reuniones de las organizaciones secretas en España y sus dominios. No obstante, salvo el fusilamiento del Gran Maestro José A. Puentes Badell, en la Isla no se documentó ninguna actuación extrema en contra de los masones. Por su parte, durante la República pre revolucionaria, los masones gozaron de reconocimiento social y se les veía como personas rectas y socialmente útiles.
No fue hasta la llegada del castrismo, que la anti masonería se convirtió en una prioridad estatal. Desde el año 1959, hasta mediados de los 80, el régimen acudió a cuanta disposición, decreto o ley estuviera a su alcance para lograr que la masonería se auto disolviera; pero los masones se mantuvieron firmes.
A partir de la reforma constitucional de 1992, comenzaron a ingresar a la entidad personas que por temor a las represalias del gobierno, hasta ese momento se habían abstenido de hacerlo. También comenzaron a entrar otras que traían el objetivo de desvirtuar, desde dentro, los valores que habían distinguido a los masones, y poner a la Fraternidad al servicio del gobierno comunista. Estos últimos se emplean en la obra a tiempo completo.
El Gran Maestro Basilio Barreto, caracterizado por su debilidad de carácter, en el año 2000 propició al Dr. José M. Collera Vento (agente Gerardo), ocupar la Gran Maestría de la Gran Logia de Cuba, lo cual Collera aprovechó para rodearse de los masones más incapaces y comprometidos con el sistema; el actual Gran Maestro reúne ambos elementos. El partido anti masónico cubano actúa desde dentro, desde la misma cúspide del poder de la Fraternidad. La efectividad de sus acciones se manifiesta en el caos existente. Collera Vento es apenas la parte visible del iceberg.
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