jueves, 23 de noviembre de 2017

Grado 02º: Compañero Masón


Se habla alguna vez de iniciación en el segundo y tercer grado, así como en los siguientes; este término es impropio, dado que no puede uno ser iniciado en la Masonería más que una vez, cuando ingresa en ella en el grado de Aprendiz. Después de lo cual hay un camino de progreso en diferentes etapas, cada una de las cuales precisamente corresponde a un grado masónico, o sea una más perfecta comprensión y realización del significado de la iniciación masónica.

Por esta razón, en muchos de los Misterios Antiguos, así como corporaciones constructoras, había una sola y única ceremonia con la cual se admitía a los candidatos a las enseñanzas esotéricas, o bien en el gremio de los que practicaban el Arte.

En la misma Masonería no habría habido, según algunos, hasta por algún tiempo después de la fundación de la Gran Logia de Londres, más que dos grados, después de lo cual, con el desarrollo ritualístico, se vio la conveniencia de la división ternaria, que ha quedado después como una de las principales características de nuestra Orden. Aunque en la práctica, el descuido en que se halla el hermoso grado del que tratamos en este Manual, demuestre cómo los tres grados no son aún efectivos. Cualquiera que sea la realidad a este propósito, y a pesar de que algunas veces haya podido perderse de vista la necesaria graduación de todo esfuerzo en etapas sucesivas, sólo con las cuales puede conseguirse un verdadero resultado en cualquier camino, dicha graduación se ha impuesto en todos los tiempos y en toda forma de actividad, en todo campo práctico o especulativo.

En cualquier arte o enseñanza, en cualquiera jerarquía social, iniciática o religiosa, necesariamente ha habido y habrá constantemente, bajo diferentes nombres y aun sin nombres especiales, Aprendices, Compañeros y Maestros; correspondiendo el primer grado o etapa al ingreso o período de noviciado, el segundo a la práctica que hace el artista (y por ende un verdadero compañero en el gremio o jerarquía en que se encuentra), y el tercero al dominio completo o magisterio del Arte, que da la capacidad de enseñar, dirigir y guiar a los demás.
Así, pues, la división en tres grados fundamentales es tan necesaria y natural que siempre se llega a ella, prácticamente de una manera o de otra. No menos necesaria aparece (aunque no corresponde al presente "Manual" examinarlo detenidamente) la adición de grados suplementarios, que constituyan una mejor realización del programa de los primeros, y a pesar de que se rechacen o no se quiera reconocerlos, siempre reaparecerán en una forma o en otra. La Masonería siempre los ha tenido, aunque no siempre hayan sido distinguidos exteriormente.

La necesidad de una Ceremonia de recepción en cada grado se hace evidente con el progreso de la organización: la perfección de estas ceremonias es casi siempre un resultado natural del esfuerzo y de la práctica constante, de un trabajo colectivo en el cual toda innovación debe ser examinada y probada por muchos, antes de que pueda adoptarse o rechazarse en definitiva, un trabajo, en fin, que tiende más bien que a crear ex nihilo y a priori, a realizar un Plan preexistente, que no puede ser otro que el mismo Plan del Gran Arquitecto, cualquiera sea la concepción o interpretación individual de este término simbólico.

La ceremonia de recepción en este segundo grado, completamente extraño, con toda probabilidad, a las corporaciones medievales de las cuales tomó directamente su origen la Masonería Moderna, ha sido el resultado de un trabajo de elaboración colectiva que se hizo en la primera mitad del siglo XVIII. Un resultado muy feliz por cierto, que muestra una perfecta competencia de sus autores incógnitos, como se puede juzgar por lo que iremos exponiendo en las páginas siguientes, así como por su inmediata aceptación y difusión universal.


 "Y que la Masonería siga no siendo nada a los ojos del iluso es la mejor prueba de su valor"

Fuente: Portal Masónico del Guajiro.