La desinformación es un problema muy grave que ha empeorado en los últimos tiempos. El ojetivo de las mentiras es debilitar la credibilidad de los opositores, de las instituciones o de los gobiernos. Las democracias se basan o se construyen en base a la verdad. Si no contrarrestamos la propagación y repetición de falsedades, poco a poco más gente las irá tomando como verdades. Los primeros en utilizar una maquinaria de desinformación fueron los Nazis, fue tan fuerte su propaganda que aún mucha gente cree fiel y ciegamente lo que ellos decían.
En tiempos más recientes quienes han desarrollado una poderosa maquinaría de desinformación han sido la Rusia de Putín, así como Trump en USA aunque más a título individual tiene gran alcance internacional. Mientras siga habiendo mucha gente que no tenga tiempo o el interés de investigar o verificar la información, la desinformación seguirá siendo un arma poderosa y muy peligrosa en contra de las democracias. Parte de la labor masónica es estar siempre en busca de la verdad así como la defensa de esta y de las democracias. Las repúblicas democraticas y laicas han sido el producto de siglos de lucha por la verdad, la ciencia y la justicia. No debemos de bajar la guardia, debemos de seguir luchando por preservar y hasta mejorar el trabajo legado de nuestros antepasados.
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