Las preguntas hechas por muchos son:
¿Quién o quienes manejan los sistemas socio-económicos y políticos?
¿Para quién son peligrosos los librepensadores?
¿Quién enterró el pensamiento de Miranda, Bolívar o San martín y Juárez?
¿Quiénes se «disfrazan» o pueden «mimetizarse» en el ámbito que desean?
La respuesta está en una frase: El Opus Dei.
El Opus Dei, en latín significa la «Obra de Dios», nace, según su creador monseñor Escrivá, para «cristianizar a los laicos», pero su función esencial consistió desde sus inicios, según lo han reconocido, para «proteger a la sociedad de las ideas socialistas y modernas».
Escrivá observó a quiénes tenían el poder; los industriales y el gobierno y las ideas socialistas son benéficas al pueblo y atacan a los poderosos. Luego, decidieron «cristianizar el poder»: su táctica se basó en infiltrarse en los círculos industriales y oficiales. en los altos niveles, ganando posiciones de ejecutivos, católicos ricos, ministros etc.
El Opus Dei nació con la dictadura de Franco en España y coadyuvó a combatir las ideas socialistas de la República; su idea es luchar contra todo progreso que signifique perder terreno (riqueza y privilegios) a la iglesia, sea cual sea su fuente: socialismo, liberalismo, etc.
Cuando la guerra civil acabó, el Opus Dei recibió apoyo de Franco y empezó su «misión cristiana» infiltrándose en fabricas, comercios, oficinas -el Opus Dei no usa hábito- para denunciar a los sobrevivientes republicanos. La ideología del Opus Dei está redactada en un pequeño libro con 999 máximas de conducta titulado «Camino».
Sus miembros, sacerdotes o no, toman tres votos: de pobreza, de castidad y de obediencia (ciega para con sus superiores), pidiendo a sus adeptos entrega total a la causa e incluso, llegar a matar «en defensa de la iglesia», siendo inadmisible dudar de las disposiciones de la iglesia. Sus miembros son los más cerrados y fanáticos.
Fuente:
Revista Hiram Abif #116 página 31.
Revista Hiram Abif.