En un rincón del Templo, sentado en su banquita, mirando el Delta Luminoso, un triste y viejo Maestro Masón lloraba.
De sus ojos, extrañas lágrimas le escurrían por el rostro, sin saber el porqué, se las conté: fueron siete. Con las ganas incontenibles de saber el motivo, me aproximé y lo interrogué, “¿Habla, mi Viejo Maestro! Dile a tu eterno Aprendiz por que externas así tan visible dolor?”
El, suavemente, me respondió, “¿Estás viendo a estos Hermanos que entran y salen? las lágrimas que contaste están dedicadas a algunos de ellos.”
“La Primera, es por esos indiferentes, que no valoran la historia, el esoterismo, la liturgia y el ritual, y aquí vienen en busca de distracción, para salir ironizando aquello que sus mentes ofuscadas no pueden concebir.”
“La Segunda, me la arrancan esos eternos inseguros que pretenden creer desacreditando a los viejos Maestros y a la expectativa de un milagro que les haga alcanzar aquello que sus propios méritos le niegan”.
“La Tercera, se distribuye a los malos, a aquellos que solamente asisten a la Logia para promover la discordia entre los Hermanos”.
“La Cuarta, es por los HH.·. fríos y calculadores que, aún sabiendo que existe una Fuerza Espiritual, procuran beneficiarse de ella de cualquier forma y no conocen la palabra Amor”.
“La Quinta, va a los que llegan con suavidad, tienen la sonrisa y el elogio a flor de los labios, pero si pudiéramos ver bien su semblante, veremos escrito en el rostro: Creo en el Gran Arquitecto Del Universo, en la Orden y en mis Hermanos, pero sólo si pudiera servirme de ellos”.
“La Sexta, se la doy a los fútiles, insignificantes, que van a la Log.·. buscando acercamientos para cobijarse pero sus ojos revelan un interés diferente”.
“La Séptima, mi amado H.·., fue grande y se deslizó pesada! fue la última lágrima, aquella que vive en los ojos del Verdadero Masón. Que estas lágrimas, Q.·. H.·. sirvan para recordarle a los HH.·. vanidosos que olvidan que existe el respeto y que existen HH.·. necesitados de caridad y tantos seres humanos necesitando de el amparo material y espiritual”.
Fuente:
Respetable Logia Simbólica Centauro No. 9-96 del R.·. E.·. A.·. A.·.
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